«Ya le van a conocer la voz, pronto va ir al Congreso a dar su informe», fue la frase que en la semana utilizó una influyente espada política del Presidente para rechazar las críticas y la presión opositoras por el silencio del influyente jefe de Gabinete, Nicolás Posse, que en poco más de tres meses de gestión acumula poder y, por ejemplo, tendrá a su cargo la eventual privatización de las empresas públicas.
En Casa Rosada, de esta forma, intentan calmar la ansiedad de los líderes parlamentarios de la oposición que vienen reclamando la presencia del ministro coordinador en el Parlamento al cual, por ejemplo, habían convocado, sin éxito, para brindar explicaciones en el accidentado debate de ley Omnibus. De la aprobación del texto de esa reciclada normativa, dependerá la suerte de gran parte de la reforma del Estado que intenta implementar el Gobierno, que contempla la concesión de firmas «deficitarias».
«Llevamos casi 100 días de gobierno y aún no le conocemos la voz al jefe de Gabinete. Tiene que cumplir con la Constitución», dijo a este diario Germán Martínez, titular del bloque de Diputados de Unión por la Patria, que recordó que el funcionario «no quiso venir» al recinto a explicar la denominada Ley Bases pero tampoco a defender el mega DNU ante la comisión bicameral de trámite legislativo.
La presión opositora se da en el marco de la pelea parlamentaria y en medio de la caída en el Senado del DNU de Milei.
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El Vocero dijo que no es el Gobierno quien tiene que hacer una autocrítica por el rechazo del DNU en el Congreso.
En tanto, el titular del bloque de la Coalición Cívica, Juan Manuel López López, concedió que el funcionario no ha demorado su visita al Parlamento porque el trámite se suele cumplimentar durante las sesiones ordinarias y aún no se cumplió un mes desde iniciadas las mismas. Sí adelantó que tiene «muchas preguntas» para efectuarle, como lo relacionado a los pedidos de informes presentados por el presunto entramado con los seguros oficiales durante el anterior gobierno y la vigencia del nexo entre los organismos públicos con Nación Seguros, el régimen de responsabilidad fiscal o el funcionamiento de los fideicomisos y de los entes cooperadores.
En principio en Jefatura de Gabinete había una intención de concurrir a la Cámara baja, pero por las características de un funcionario que viene del mundo empresario y que encima es «parco» en el trato, tal como reconocen en el propio oficialismo, no se descarta la Cámara alta donde sólo hay 72 legisladores y los intercambios no suelen ser tan hostiles.
Un funcionario que trabaja cerca de Posse reconoció que la próxima semana seguramente definirán el cronograma de la visita del jefe de gabinete al Parlamento habida cuenta que deben solicitar las preguntas a las legisladores unos 20 días antes de la sesión. «Es una persona inteligente, responderá con firmeza y no se prestara a la chicana», lo defendió. Es que en otras áreas del Gobierno temen que Posse sea blanco de una metralla dialéctica de los distintos bloques opositores. «La va a pasar mal. Es monosilábico» al expresarse, reconoce una fuente legislativa de LLA consultada.
En el Gobierno sostienen que Posse tampoco ha incurrido en una demora en su presentación ante el Congreso. Como ejemplo, citan los antecedentes de los últimos jefes de gabinete en este trámite. Según un relevamiento oficial, Marcos Peña dejó pasar 4 meses y 17 días en dar su primer informe de gestión, en este caso, en la Cámara de Diputados; Santiago Cafiero tuvo que afrontar la pandemia de Covid y demoró 6 meses y 8 días en rendir cuentas ante los senadores; Juan Manzur, 8 meses y 19 días y también optó por la Cámara alta, en tanto que Agustín Rossi, demoró un mes y 13 días en presentarse en Diputados, en el marco de una gestión breve en la que también fue ungido como candidato a vicepresidente.