Acaban de difundir el tercer flyer de alto impacto, sin que ninguno de los dos anteriores -tan fuertes como este- haya tenido respuesta o comentarios por parte de los habitualmente locuaces organismos de derechos humanos argentinos: el Centro Simon Wiesenthal, referente mundial en esa agenda, insiste públicamente para que los atropellos humanitarios cometidos por Hamas en Israel y entre cuyas víctimas aún hay nueve argentinos, sean repudiados por los referentes locales y los incluyan en su agenda de reclamos con especial urgencia.
«Los Derechos Humanos son universales. No están bañados de ideología. Quien se identifica con la defensa de ellos, tiene que reaccionar ante su violación. Si no lo hacen, son militantes ideológicos», concluye con lógica y desazón Ariel Gelblung, director del Centro Simon Wiesenthal para América Latina.
«No podemos absorber la idea de la falta de empatía y compromiso. El silencio duele. Las feministas han callado frente a quien eligió al cuerpo de la mujer como un campo de batalla. Los organismos internacionales recién cinco meses después aceptan que hubo violaciones de secuestradas», se enoja el representante de la organización cuya sede regional está en Buenos Aires..
La falta de reacción de los organismos de derechos humanos locales respecto de la crisis de los secuestrados y los múltiples delitos de lesa humanidad cometidos por Hamas el 7 de octubre pasado tuvo su reflejo en el silencio de algunas organizaciones feministas respecto de los delitos sexuales contra las mujeres judías perpetrados ese día por los invasores a Israel, y desde entonces con las mujeres que aún están en poder de la organización terrorista.
El sábado pasado, un día después de la masiva concentración frente al Congreso por el día de la mujer, organizaciones judías marcharon desde avenida Coronel Díaz y Arenales hasta el Parque Las Heras. Bajo el lema de #EndTheSilence, las mujeres caminaron en silencio, vestidas de negro y con zapatos rojos.
La manifestación fue inspirada por la organización humanitaria Hadassah,que reclama ante Naciones Unidas se investiguen los abusos sexuales contra mujeres israelíes por parte de Hamas. “El 7 de octubre, mujeres fueron violadas, a veces con tanta violencia que les rompieron las piernas y los huesos de la pelvis”, explica Hadassah en su página web.
“Tenemos la responsabilidad de romper el silencio por quienes no pueden hacerlo: las víctimas que no vivieron para contarlo, las que continúan secuestradas en Gaza y aquellas que por el trauma no están hoy preparadas para hacerlo”, replicaron en la convocatoria las organizaciones argentinas que se plegaron a la campaña.
El Foro Argentino contra el Antisemitismo también realizó una intervención pública casi ignorada por el mainstream feminista: pintaron de color rosa la senda peatonal en la esquina de las calles Estado de Israel y Palestina con la leyenda “este 8M reclamemos por la liberación de las secuestradas. Si no incluye a las judías, no es feminismo: es antisemitismo”.
Para Gelblung, que esta semana lanzó el tercer spot de la campaña por las víctimas del ataque terrorista de Hamas en el «mes de los derechos humanos», «los números tienen fuerza. 6 millones de judíos en el Holocausto. 30.000 se cobró la dictadura militar. Aún no sabemos qué ha sido de nueve hermanos argentinos cuyo destino es desconocido desde el 7 de octubre. Uno de ellos tenía 9 meses, igual que cientos de bebés que fueron apropiados. La protesta debería ser enorme y solo hay silencio. Y ese silencio los pone del lado equivocado. Y si sostienen ‘Resistencia’, están justificando el odioso ‘algo habrán hecho’.»