Volkswagen apostó por el Polo como sucesor del exitosísimo Gol como su modelo de entrada de gama. Fue una buena decisión, porque el Polo, lanzado aquí en 2021, es una evolución respecto de lo que nos tenía acostumbrado el Golcito mientras tuvo vigencia y que lo llevaron a ser el auto más vendido de la Argentina durante muchos años.
Producido en Brasil sobre la plataforma modular MQB, este hatch hace unos meses recibió un profundo restyling y una reconfiguración de portfolio, que quedó constituido por cuatro versiones: Track, MSi, Highline y GTS, tres motores nafteros (las dos primeras con el MSI 1.6 L; la Highline con el 170 TSI 1.0 L y el GTS con el 250 TSI 1.4 L), y opciones de caja manual de 5 velocidades o automática de 6marchas. Ya habíamos probado el Track hace un tiempo, y ahora nos tocó evaluar el Highline.
Estéticamente, hay que admitir que este Polo está muy bien. Fiel al lenguaje de diseño de la marca alemana, luce líneas sobrias, proporcionadas y modernas. Hay una nueva parrilla delantera más fina y con rejilla tipo panal de abejas con dos barras en cromado; paragolpes más voluminosos (el del frontal alberga la toma de aire); un capot corto y con nervaduras bien marcadas; llantas de aleación de 16″ con detalles pintados en negro (los neumáticos son 195/55); espejos laterales (con la luz de giro incorporada) y manijas de puertas en color carrocería, y otros agregados en cromado que le dan cierta sofisticación.
La iluminación ahora ofrece ópticas en full LED, al igual que las de circulación diurna, y los faros traseros envuelven los laterales, en un detalle muy acertado.
Yendo al interior, aparece un muy buen espacio en las plazas delanteras y el justo para dos adultos en las traseras. La posición de manejo es más bien baja y se encuentra fácilmente gracias a que la butaca y la dirección tienen múltiples regulaciones (manuales en este caso).
Destaca, además, por la calidad de materiales y terminaciones (plásticos duros, mullidos, apliques) y también por incluir algunos elementos de confort diferenciales, como tapizados en cuero sintético, volante multifunción de diseño “truncado”, tablero 100% digital de 10,25″ (se puede configurar a gusto), pantalla de 10″ con sistema multimedia VW Play compatible con Android Auto y Apple CarPlay a través de Bluetooth y USB, apertura y encendido sin llave, climatizador, cargador inductivo de celulares, sensores de estacionamiento delanteros y traseros, cámara de retroceso, sensor de lluvia y luces automáticas, etcétera. Entre lo negativo, la apertura del baúl solo se puede hacer mediante la llave.
En el ítem seguridad, encontramos 4 airbags, frenos con ABS y EBD, control de estabilidad, anclajes Isofix para SRI, asistente de arranque en pendiente, monitor de presión de neumáticos y detector de fatiga del conductor. No descuella, pero tampoco desentona.
Este Highline viene con la particularidad de ser el único de la cartera del modelo en contar con una mecánica totalmente novedosa: equipa el impulsor turbonaftero 170 TSI de 3 cilindros en línea, 12 válvulas y 1.0 L de cilindrada, que produce 101 CV a 5600 rpm y 17,4 kgm (170 Nm) a 1750 rpm anexado a una caja automática Tiptronic de 6 marchas; la tracción es delantera.
Es cierto que cuenta con un bloque con menos potencia que el de las variantes más bajas (el 1.6 aspirado de 110 CV), pero también lo es que este 1.0 con el compresor hizo que ganara en respuesta y punch, especialmente cuando se superan las 1700 vueltas (claramente es desde ahí y hasta las 3500 rpm que este motor se siente más a gusto); paralelamente, la transmisión automática es una vieja conocida de VW y se acopla muy bien a este propulsor, más allá de que se note un poco remolona en baja). Dicho esto, estamos ante un conjunto que le queda muy bien, que va a satisfacer al segmento al que apunta: un auto de entrada cómodo, confiable y con la mecánica justa. Por supuesto que si lo que se quieren es reacciones explosivas, hay que pensar en el GTS.
En cuanto a la performance, acelera de 0 a 100 km/h en 11,5 segundos, recupera de 80 a 120 km/h en 8,7 segundos y alcanza una velocidad máxima de 187 km/h. Los consumos son para subrayar, ya que en las mediciones demandó 8,5 L/100 km en ciudad y 7,3 L/100 km en autopista a 130 km/h constantes (en esa condición el propulsor trabaja un poco por arriba de las 2500 rpm).
Hay que reconocer que el Polo siempre se caracterizó por brindar un notable confort de marcha: silencioso, suave, con suspensiones (independientes en ambos ejes) que trabajan muy bien para no transmitir las imperfecciones del camino al habitáculo.
Otro de los puntos fuertes es su comportamiento dinámico, aspecto en el que no defrauda: se lo nota agarrado en ruta, con una carrocería que es muy estable, y muy dócil y fácil de dirigir cuando se maniobra entre el tránsito o en espacios reducidos. Los frenos (a discos adelante y a tambor atrás) responden muy bien y la dirección es precisa y directa, todo lo cual sirve para transmitir mucha seguridad.
El precio sugerido al público para este mes es de $29.750.800.