Renunció a su banca por besarle los pechos a su mujer, hoy trabaja en una pollería y no perdona que Alberto Fernández lo haya criticado: «Predicó moral con la bragueta baja»

A metros del Camino Negro en Lomas de Zamora, en lo que supo ser una pizzería con patio cervecero, vive Juan Emilio Ameri (51). El exdiputado nacional que renunció en medio de un escándalo a su banca cuando en una sesión por videoconferencia le besó el pecho a su pareja, decoró la propiedad que fue de su familia con cuadros de Juan Domingo Perón y de Evita.

Lejos de la política, trabaja seis días a la semana, sólo tiene libres los martes y critica al gobierno de Javier Milei, al juez Ariel Lijo -que lo condenó- pero también a Alberto Fernández, que lo cuestionó en 2020: «Vino a predicar moral con la bragueta baja«, lo cruzó. Cuatro años después de su salida del Congreso, no persona la crítica del entonces Presidente.

En la cabecera de la mesa, donde afina los dos Chesterfields convertibles que fumará a lo largo de una hora, Ameri está interesado en que sea vea cómo vive. Mientras suena José Larralde en Youtube, a cuatro años del escándalo el exdiputado del Frente de Todos por la provincia de Salta, repite: «No tengo vehículo, vivo al día en Villa Centenario a 10 cuadras de (Ingeniero) Budge, a 10 cuadras de (Villa) Caraza -Lanús-, a 10 cuadras de Santa Marta. Siempre fui esto».

Lejos de las abultadas dietas del Parlamento, hoy trabaja en una pollería familiar en Banfield, en el sur del conurbano bonaerense. Arma pedidos para mayoristas en un local que también atiende al público. En poco tiempo más se mudarán a un local propio en Villa Centenario (Partido de Lomas de Zamora) porque no les renovaron el alquiler.

«Nuestra historia familiar siempre fue de comerciantes, abrir con gobiernos peronistas, cerrar con gobiernos liberales», asegura Ameri, nacido en el Gran Buenos Aires y con carrera política en el kirchnerismo salteño.

Juan Emilio Ameri, exdiputado nacional del FdT por Salta. Foto: Maxi Failla

Entre las reliquias peronistas colgadas en un rincón aparece alguna gorra con los colores de River Plate y el número 14 (símbolo de los Borrachos del Tablón, la barrabrava del club). Trabajó en el departamento de marketing del «Millonario», cuando lo contrató el expresidente David Pintado.

«Hablo un poco de francés, un poco inglés, entonces le servía a River porque en ese momento había hecho los palcos nuevos y se los quería ofrecer a extranjeros», detalla. Después pasó a estar a cargo de la seguridad de Utedyc (Unión Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles), el sindicato que trabaja en los espectáculos.

Ameri negó haber pertenecido a la barrabrava y haberse escapado a Salta como parte de la pelea de los líderes de la barra Alan y William Schlenker contra Adrián Rousseau, cuando en 2007 fue asesinado Gonzalo Acro. «Con una mochila con ropa y una moneda porque había renunciado al laburo llegué a Retiro sin saber a dónde me iba. Escuché que salía un micro para Salta, corrí y lo tomé y fue la mejor decisión de mi vida», cuenta a Clarín sobre el lugar donde armó su carrera política desde 2009.

Trabajó como seguridad de populares grupos de cumbia que visitaban el norte argentino, fue albañil, corredor de ventas de la gaseosa tucumana Torasso y hasta hizo mudanzas. «Soy un laburante, hijo de militantes. Mi militancia política no nace de la nada, ni nace por haber conocido el peronismo de grande. Yo mamé peronismo», sostiene Ameri, a quien tras el escándalo en las redes calificaron como el «diputeta».

Asegura que el Partido Justicialista salteño está «cooptado» y por eso con otros cinco militantes fundó la «Agrupación El Aguante». En su primera incursión electoral logró competir en una PASO por una banca de concejal en Salta capital, pero perdió contra el cantante de cumbia y hoy diputado provincial Jesús David Leiva.

Con mi pareja en 10 días sufrimos el desgaste de una pareja de 50 años casados

Sin embargo, en 2017 la vio. El Partido de la Victoria salteño tenía que armar las listas para la elección a diputados nacionales y logró el tercer lugar detrás de Sergio Napoleón «Oso» Leavy y Nora del Valle Giménez. «Era como una candidatura casi testimonial pero hice cuentas: en dos años había elecciones a senador, si el Oso entraba como diputado iba a ser candidato a senador, porque su objetivo siempre fue ser candidato a gobernador. Yo me imaginaba a Cristina en la boleta y con ella vas atado a la cola de un cometa, Cristina ganaba», resume Ameri, que en el banco de suplentes esperaba su momento para entrar a jugar.

Y así fue. En 2019, Cristina Kirchner designó a Alberto Fernández como candidato a presidente y ganaron las elecciones. En Salta, ese triunfo le otorgó al Frente de Todos dos bancas para el Senado. Leavy y Del Valle Giménez asumieron en la Cámara alta y Ameri entró como diputado nacional. Recién juró en enero de 2020, antes de la pandemia de coronavirus.

Pero apenas nueve meses después, el jueves 24 de septiembre de 2020, su carrera como diputado se terminó.

Como presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa había armado un sistema de grandes pantallas en el recinto que burlonamente en las redes sociales le criticaron como el «Massapallooza», por lo fastuoso. En esa sesión el debate virtual era sobre el «Fondo de Garantía de Sustentabilidad del sistema jubilatorio y refinanciación de la deuda de las provincias con la ANSES». Pasado el mediodía, cuando el peronista Carlos Heller hablaba, se vio a Ameri besándole el pecho a su pareja.

«Siempre fui pobre, vivía en Salta en un barrio donde me construí mi casa con mis propias manos. Estaba en una calle de tierra y no llegaba ningún servicio de internet. Tuve que hacer alquilar una piecita en el centro de Salta. Había una cama, una mesita y un baño, pero tenía servicio de Internet y podía hacer las sesiones de zoom para Diputados. Si yo hubiera estado en mi casa o si hubiera sido rico, como muchos de los diputados, y tenido una casa de dos o tres habitaciones, cuatro, cinco, no me pasa esto. Me pasa porque vivía en un monoambiente», argumenta el exdiputado.

«Inmediatamente hablé con Massa, con Máximo (Kirchner) y les dije que iba a renunciar. Cuando uno comete un error tiene que pagar, como dijo el Diego: ‘Yo me equivoqué y pagué’. Yo me equivoqué y pagué con creces», señala. Y despotrica contra los medios de comunicación: «No bastó con que yo renunciara, los medios de comunicación hicieron mierda a mi familia, me hicieron mierda a mí, inventaron millones de cosas. Lo que me duele es que después de mi renuncia hayan estado durante una semana y media en la puerta de la casa de mis viejos, de la casa de mi hermana, de la casa de mis hijos, móviles que no los dejaban salir a la calle. Fueron acosados».

Sergio Massa, como presidente de la Cámara de Diputados, fue advertido de lo que hizo Juan Ameri.

«Fue un error, ves dónde vivo, cómo vivo. Yo no me quedé nunca jamás con una moneda que no fuera mía, nunca jamás vendí mi voto como han hecho muchos, y siguen haciendo el día de hoy muchísimos diputados en el Congreso de la Nación. Nunca jamás traicioné a nadie y nunca jamás me vendí. De mí van a poder decir que fui un boludo. Sí, claramente, lo fui, me hice cargo, renuncié, cometí un error, no estar atento en mi horario de trabajo, completamente de acuerdo. Nunca nadie va a decir que yo lo cagué», remarca Ameri a este diario.

-En ese momento, el presidente Alberto Fernández dijo: «La política se degrada con estos personajes, nosotros somos gente de la política, Sergio me llamó en cuanto advirtió el tema, me decía lo que pensaba hacer y le dije: ‘Por favor hacelo rápido'».

-El que degradó la política es él. Pero no solo degradó la política, un tipo como ese degrada al propio ser humano. Un hombre que levanta la mano a una mujer, degrada su propia humanidad. Yo cometí un error, él no. Cuando vos sos parte de un hecho de corrupción no cometés un error, vos estás sabiendo lo que hacés. Cuando vos sos un hombre que reiteradas veces genera maltrato psicológico y violencia física contra una mujer, vos sabés lo que estás haciendo. Yo no, yo me equivoqué, cometí un error. Alberto Fernández cada vez que le levantó la mano Fabiola, a quien le quiero expresar mi mayor solidaridad, degradó al ser humano más allá de la política. Me jode esa falsa moral porque en realidad el problema conmigo fue una teta. Esta moralina: ‘Ay, le besó una teta’. Si le hubiera dado un beso en la boca no pasaba lo mismo. El problema, entonces, fue la teta. El problema no era mío, el problema era la libido destruida de toda aquellas personas que me juzgaron. Lo mío no fue un acto sexual, lo mío fue un acto de amor.

Juan Emilio Ameri y la escena por la que debió renunciar a su banca de diputado nacional del Frente de Todos por Salta.

-¿Cómo fue el hecho?

-Mi pareja en ese entonces me estaba mostrando, estábamos viendo el tema de la cicatriz, de las heridas. Como cuando tu hija se cae, se golpea la cabeza, le das un beso. Bueno, ese fue el gesto. El problema es de los demás, que vieron un beso en una teta y en su cabeza lo vivieron como un acto sexual. A toda esa gente le recomiendo que vaya a hacer terapia. A toda la gente que se indignó más por eso y no porque a principio de ese año en el norte de nuestra provincia se nos habían muerto 40 pibes de hambre y de sed y eso no fue TT (Trending Topic) mundial. Eso no fue noticia, no pusieron medios una semana y media en la puerta de la casa del gobernador de la provincia para preguntarle qué estaba haciendo para solucionar la problemática y que no se nos siguieran muriendo los pibes de hambre y de sed en el norte de la provincia.

Cuando Ameri habla del expresidente Fernández lo hace con enojo. «Porque la teta vende en los medios de comunicación. Vende por esta cuestión de que vivimos con una falsa moral, y predicamos moral con la bragueta baja, como Alberto Fernández. Vino a predicar moral con la bragueta baja, cuando yo cometí un error, con el diario del lunes lo digo. Un caradura y un hipócrita fundamentalmente. Si tuviera que definirlo, lo defino como un cobarde, porque el que le levanta la mano a una mujer es un cobarde», destaca el exlegislador.

Tiempo después de la renuncia se separó de la pareja de ese momento. «Nos hicieron mierda. En la puerta de la casa de ella hubo móviles durante dos semanas, no podía salir a comprar. En 10 días sufrimos el desgaste de una pareja de 50 años casados«, sostiene Ameri.

Afirma que después de la renuncia se quedó en Salta para hacer el «proceso de sanación» y reconoce que llegó a pensar en «100 formas de suicidarse». «Estuve en un estado depresivo realmente muy feo y mis compañeros se instalaron en mi casa, no me dejaron nunca solo durante tres meses, les debo la vida», confiesa.

Tiempo después le detectaron cáncer de colon, hizo quimioterapia y tras la muerte de su padre se mudó de nuevo al Conurbano para ayudar a la familia y estar con su madre. Cada dos meses viaja a Salta para visitar a sus tres hijos.

La condena judicial contra Ameri y sus críticas a Ariel Lijo

Ameri fue denunciado por el delito de «perturbación al ejercicio de funciones públicas». El fiscal auxiliar Martín Garrido pidió una pena de cuatro meses de prisión en suspenso, pero el juez federal Ariel Lijo lo condenó a un mes de prisión en suspenso. Ameri apeló, la Cámara de Casación Federal confirmó la condena y ahora tiene la posibilidad de recurrir a la Corte Suprema de Justicia que Lijo busca integrar.

«Me agarró Comodoro Py y me juzga en primera instancia el juez Ariel Lijo. Juez que está acusado por sus pares, tiene 10 denuncias. Me condena el juez Lijo a la Inquisición española, es como si me hubiera juzgado (Tomás de) Torquemada porque entre el juez y el fiscal de Comodoro Py interpretan que yo generé el hecho a propósito. Cuando el fiscal hace el alegato el tipo habla de moral, de cuestiones morales. Me sentí juzgado por la Inquisición española», se defiende Ameri.

Me condenan por peronista, ni siquiera me condenan por una teta. Utilizan la teta como excusa

El exdiputado asegura que es una «condena política». «La pena era de meses, irrisorio. Es una estupidez que el Estado haya gastado guita. Estoy viendo si apelo a la Corte, supongo que sí, no sé la verdad. Voy a apelar a la Corte para que la Corte me condecore. Para mí que soy peronista que un tipo como Lijo, que ha metido en cana a Boudou sin tener ninguna prueba, ni sentencia y ordenó que lo filmaron descalzo y esposado adentro de la casa, ese tipo es el que me condena a mí. A nosotros, los peronistas, cuando estos tipos nos condenan nos ponen una condecoración«, dice Ameri.

En su relato, enmarca la condena de este año con la postulación de Lijo a la Corte, propuesto por el gobierno de Javier Milei: «Soy inocente de lo que se me acusa. Si me tienen que condenar, que me condenen… Me condecora esta gente. Esta gente que nos condena a los peronistas, esta mafia judicial, esta corporación judicial, el partido judicial que se ha cansado de perseguir peronistas, a nosotros nos condecora. Fue una condena política la mía, Lijo que está nominado por Milei para ser parte de la Corte Suprema de Justicia de la Nación no me podía absolver. Te imaginás en qué quilombo se mete si me absuelve».

«No les importa si hay delito, si no hay delito. Si te tienen que condenar te condenan, porque es una condena polític, no es una condena basada en cuestiones legales. Si fuera de esta manera tendrían que haber condenado por lo mismo a Fernando Iglesias (diputado del PRO), por ejemplo. ¿Cuántas veces interrumpió Fernando Iglesias las sesiones alterando el orden en la cámara? Tendrían que haber condenado a Graciela Camaño cuando le pegó el cachetazo a (Carlos) Kunkel. El único condenado soy yo, me condenan por peronista, ni siquiera me condenan por una teta, me condenan por peronista y utilizan una teta como excusa porque me condenan desde la moral, no desde la ley», sostiene Ameri.

Y concluye: «Desde la ley me tendrían que haber absuelto. Si Lijo me absuelve a mí, Milei no lo iba a postular como candidato a la Corte Suprema».

La prensa internacional se hizo eco de la escena sexual del diputado Juan Ameri. Foto El País, de Uruguay

─¿Te gustaría volver a la política?

─Nunca me fui de la política. A la política electoral, dentro de un gobierno, no. Yo vivo mi vida según mi sueño. ¿Y sabés con qué sueño todos los días? Con que en algún momento, cuando yo ya no esté, en una charla en una unidad básica un compañero le diga al otro «Yo me formé con Juan Ameri».

─¿Eso pasó en Salta?

─Sí. Y cuando disponga de tiempo, va a pasar acá también. Creo que tengo la obligación de transmitirles a las generaciones que vienen lo que aprendí de política, de geopolítica, de historia, de economía. Si no les transmitimos, nos pasa lo que nos está pasando ahora y lo que nos pasó, que nos gobierna un tipo como (Mauricio) Macri, que para hacer una «o» tiene que poner un vaso y darle vuelta con un lápiz alrededor, o nos gobierna un tipo que habla con sus perros muertos.

El exdiputado kirchnerista Juan Emilio Ameri ahora trabaja en una pollería de Banfield. Foto: Maxi Failla

-¿Tenés tus candidatos para las elecciones del Partido Justicialista?

-En la provincia de Buenos Aires tiene que conducir Axel Kicillof. Vivo acá, nadie me la contó, es el mejor gobernador que ha tenido esta provincia en los últimos 30 años. Está haciendo magia sin una moneda del Estado Nacional, porque se siguen haciendo obras, porque los medicamentos oncológicos que dejó de cubrir el Estado Nacional a los enfermos de cáncer te los cubre el Estado provincial. Tiene todas las condiciones para conducir el PJ de la provincia de Buenos Aires. A mí me gustaría que o el gobernador de La Rioja (Ricardo Quintela) o Gildo Insfrán, o Alberto Rodríguez Saá condujeran los destinos del PJ nacional. Si puedo elegir, elijo a alguno de esos tres.

-¿Cristina Kirchner ya pasó?

-Nadie pasa en política. Cristina es la líder natural de nuestro movimiento. El ser presidente de un espacio no significa que vos sos el conductor. Cristina maneja y conduce un sector del peronismo, que es un movimiento muy amplio, demasiado amplio. Cristina fue lo mejor que me pasó en la vida a mí y a mi familia, como trabajador hablo. Yo viví los 10 mejores años de mi vida en lo personal, en lo económico, en lo laboral. Cristina siempre va a ser mi conductora política, aunque no presida el PJ.