lunes, 21 octubre, 2024
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En medio de la tensión con Cristina por el PJ, Kicillof busca evitar un cisma en su gabinete

Con dudas sobre los recursos del PJ para sostener una elección interna -donde están habilitados para votar 3.024.760 afiliados- y sobre la oportunidad de un comicio que expone anticipadamente el curso partidario de la presidenciable 2027, Axel Kicillof intenta evitar un cisma en su gabinete y ratifica la presencia de La Cámpora en ministerios claves de su administración.

El gobernador disipa la posibilidad de ruptura con Cristina Kirchner y su hijo Máximo, líder de La Cámpora, y sostén de la candidatura de la ex vicepresidenta al Consejo nacional del PJ. Ambos suponen, con algo más que suspicacia, que Kicillof se pone en la calle del medio, entre Cristina y Ricardo Quintela, el gobernador riojano que compite por la presidencia del principal partido de la oposición. Consideran que su determinación de no apoyar a su antigua jefa es toda una definición. Y le ponen nombre “traición”. Esa carga de adjetivación pareció poner al límite las relaciones entre unos y otros. Pero, este lunes, el ministro de Gobierno y mano derecha del gobernador, Carlos Bianco, salió a poner paños fríos y aseguró que en el gabinete provincial “queda todo como está”.

La secuencia había empezado el fin de semana cuando los funcionarios bonaerenses de La Cámpora se entrevistaron con Máximo Kirchner para definir sus renuncias o la continuidad. Al final, fue por la persistencia en los cargos. Bianco ratificó la misma decisión en rueda de prensa. Dos días despues de la presentación de las listas respectivas ( “Federales, un grito de corazón” y “Primero la Patria”) una tensa calma comprime los ánimos en la Gobernación.

Todos le escapan a la ruptura. Kicillof el primero. Su discurso de unidad lo pone a resguardo. Mientras surfea la ola. “Todo sigue igual. Venimos trabajando muy bien con todos los ministros y ministras. Estamos muy contentos con el desempeño del conjunto del gabinete, así que no está prevista ninguna disminución”, palabras de Bianco.

Según sus argumentos, el Ejecutivo bonaerense está “permanentemente abierto al diálogo con todos. Algunos sectores no han acompañado lo suficiente, pero a través del diálogo con los compañeros y fuerzas políticas se puede revertir esa situación”, remarcó.

La Cámpora en el gabinete de Axel

De los 19 ministerios que integran la administración provincial, la agrupación camporista maneja cuatro: Juan Martín Mena (Justicia), Daniela Vilar (Ambiente), Nicolás Kreplak (Salud) y Florencia Saintout (Instituto Cultural). Ninguno de ellos estuvo presente en los actos encabezados por el gobernador, la semana pasada, en Florencio Varela, Mar Chiquita y Berisso, donde la organización optó por no asistir.

Además, los camporistas controlan tres organismos importantes: Marina Moretti el Instituto de Previsión Social (IPS), Homero Giles el Instituto Obra Médico Asistencial (IOMA) y Victoria Anadón el Organismo Provincial de Contrataciones.

Queda en una posición ambigua el ministro de Seguridad, Javier Alonso. Su jefe político, Sergio Berni, respalda la candidatura de CFK al PJ. Alonso reparte obediencias.

En la Legislatura, el aparato de poder está inclinado hacia el lado de Cristina. La Cámara de Diputados es presidida por Alejandro Dichiara, quien responde a Martín Insaurralde; y el presidente del bloque de Unión por la Patria, Facundo Tignanelli, es de La Cámpora. En el Senado, el bloque de UP está conducido por la cristinista Teresa García. La vicegobernadora, Verónica Magario, disciplina institucionalmente con Kicillof. Pero, su distrito, La Matanza, con el intendente, Fernando Espinoza, no se pronuncia sobre la interna.

A excepción de comunas decididas a jugar a fondo, como Mayra Mendoza (Quilmes) y una veintena más de intendencias que apoyan a Cristina, “poniendo el cuerpo”, la mayoría de los distritos consideran “extemporánea” esta elección y poco dispuestos a exponer los escasos recursos en una pelea que los excede.

Además de discursos y avales, hay que tener plata para una logística gigantesca, mover decenas de miles de fiscales, presidentes de mesa, organizar el emplazamiento de las urnas, la seguridad del comicio. ¿Cuánto se necesita?. El Fondo Partidario Permanente, le dispensó al Partido Justicialista nacional 34 millones de pesos. Fue en julio, cuando la interna no aparecía en el horizonte. Es improbable que la administración de Javier Milei gire más partidas en tiempo y forma. Al menos es la sospecha de la Junta Electoral del PJ. Un dato: el Gobierno admite el envío de 3.000 urnas. Nada más. Cuando se necesitarían 30.000.

Esta elección se hace con presupuesto abultado. Por eso, Cristina se garantizó el acompañamiento de sindicatos. Entre ellos, Abel Furlán (UOM), Ricardo Pignanelli (Smata), Víctor Santa María (Trabajadores de edificios de Renta). La UOCRA, Sanidad, y otros de la CGT acompañaron el acto del jueves de Kicillof en Berisso. Apoyan su candidatura para 2027 y evitaron hablar de la competencia con Cristina. En cambio, el ex gobernador puntano Alberto Rodríguez Saá integra la boleta de Quintela y aporta fondos.

Si de plata se trata, la estimación del comicio insume 500 millones de pesos. La impresión de boletas y del padrón se llevan un porcentaje alto de ese presupuesto. “¿Alguien cree que los fiscales se moverán sólo por el amor al escudo peronista?”, inquieren los más prejuiciosos.

Los más optimistas resumen, como posibilidad, que podría votar el 25% del padrón. Los moderados no arriesgan más del 20%. Define, como en las generales, la provincia de Buenos Aires, con 1.160.218 fichas. Un foco especial en el NOA y Cuyo, donde Quintela puede asumir algún predicamento y son 725.000 votos (24%). Y otra mirada en la región Centro con 493.467 votantes (16,3%). Allí, el tándem cordobés Schiaretti-Llaryora puede mover piezas subterráneas en favor de Quintela. Similar a Santa Fe, porque el candidato de Cristina es Agustín Rossi y el ex gobernador Omar Perotti mandaría a jugar con el riojano.

Como sea, del relevamiento del padrón que será utilizado el 17 de noviembre, cuando se recuerda el regreso de Juan Perón al país, después de 17 años de exilio, surgen detalles reveladores del tapiz partidario sobre el que caminan Cristina y Quintela. De los 3.024.760 afiliados las mujeres tienen holgura en las fichas. Son 1.841.974 contra 1.382.786 de los hombres.

Eso es papel. En el sustrato, donde habitan las personas que alimentan el padrón, surge que el PJ es un partido viejo en su conformación etaria. Apenas supera el medio millón de afiliados entre las generaciones más jóvenes (centennials y milennials) en condiciones de votar y de construir proyecto de vida mediato. Un corte hasta casi los 40 años. En contraste con los adultos mayores que incluyen a los Baby Boomers, la Generación X, que precede a los considerados Generación Silenciosa, aquellos que superan los 80 años, todos ellos, en total, están próximos a las 2,5 millones de afiliaciones. Es una de las explicaciones de algunas de las nuevas disputas políticas en el país, y emergentes, muchos de los cuales abrevan en el mileismo.

Entonces, se preguntan también en sectores “no representados” del peronismo, la revisión partidaria que propone Kicillof ¿atiende a los nuevos formatos de demanda social, sus mensajes y nuevos actores? De Cristina resultaría algo más incierto, admiten, porque su equipaje está repleto de otredades. Historia, como ella remitió a su propia figura y ante los magistrados que evaluaban sus causas judiciales. Un lugar formal. No la oscuridad despreciable que le reservó, con un desatino político inédito, el presidente Javier Milei. En un cajón del kirchnerismo que él mismo clavaría. Esa sí es una pelea de fondo. Definitoria, en muchos aspectos, de las legislativas 2025.

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