Desde Villa Gesell
El desastre producido en la madrugada del martes por el derrumbe del apart hotel Dubrovnik, que en su caída también destrozó el edificio lindero Alfio I, tiene de momento dos derivaciones que avanzan en direcciones opuestas: el operativo de rescate que trabaja a contrarreloj para encontrar gente con vida debajo de los escombros y la investigación judicial que se ve demorada, justamente por la imposibilidad de peritar la zona de acceso hasta el momento restringido solo a los socorristas.
Por un lado, existe cierta premura en el multitudinario operativo de socorristas por encontrar a las seis personas que hasta el cierre de esta edición permanecían atrapadas bajo los escombros, ya que este sábado supone el quinto día de trabajo y eso se acerca al tiempo límite de posibilidades de supervivencia. Antes habían sido rescatadas una mujer y una pareja, mientras que dos personas fueron encontradas fallecidas.
Hay 300 rescatistas más
En ese sentido, arribaron durante el viernes unos 300 rescatistas de distintas procedencias que duplicaron la base de los que ya venían trabajando desde el martes entre la esperanza de encontrar gente con vida y la angustia de saber que el tiempo entra en una fase crítica.
Como si eso fuera poco, hubo durante todo el día pronósticos de lluvias y vientos superiores a 40 kilómetros por hora que hubiesen obstaculizado los trabajos en la zona, aunque felizmente no sucedió.
Por todo esto es que entre las últimas horas de ayer y las primeras de hoy, arribaron a la localidad balnearia 300 socorristas que en pocas horas duplicaron el número de los que venían trabajando en la zona de Avenida 1 entre Paseo 103 y Avenida Buenos Aires, donde el martes a la madrugada la torre de diez pisos del alojamiento se desmoronó encima del Alfio I, un edificio lindero de 22 departamentos.
Las nuevas dotaciones que se sumaron a los trabajos en el perímetro de Avenida 1 entre Paseo 103 y Avenida Buenos Aires donde se derrumbó la torre de diez pisos del Dubrovnik, están integradas por dependencias de bomberos voluntarios de distintos distritos de la provincia de Buenos Aires y también por equipos enviados especialmente desde Córdoba.
Esto obligó a tener que conseguirles hospedaje para estas nuevas centenas de trabajadores, por lo que se hizo un pedido especial a los prestadores de este tipo de servicios, ya que en este momento del año no son muchos los hoteles y albergues abiertos en la localidad balnearia habitada en temporada baja por poco menos de 50 mil habitantes.
«La grúa más grande de Latinoamérica»
El ministro de Seguridad bonaerense Javier Alonso –quien se encuentra en la zona desde el martes y asumió en los hechos la vocería pública del operativo de rescate– expresó en una conferencia de prensa que estaban aguardando la llegada de “la grúa más grande de Latinoamérica” para poder dinamizar un trabajo de extracción que requiere paciencia y sutileza, ya que debajo de los escombros quedaron aún seis personas por encontrar.
Una versión indicaba que en la madrugada del viernes se detectaron ruidos debajo de las ruinas del Dubrovnik y del Alfio I, algo que permitía recobrar las esperanzas de encontrar vida después de un miércoles marcado por la desolación de no haber hallado en esa jornada ningún tipo indicio sonoro. Sin embargo la Federación de Bomberos Voluntarios de la provincia de Buenos Aires emitió un comunicado a las 8 de la mañana en el que decía que “no se deben generar falsas expectativas” ante este tipo de rumores.
Con todo, se solicitó expresamente a los medios de comunicación presentes que eviten fotografiar la zona, lo cual recuerda al pedido similar que se hizo el miércoles para que dejaran de operar durante unas horas los drones, mientras a la vez se colocaba un gazebo en una parte de los escombros con el propósito de lograr más intimidad en la tarea de rescate.
En aquel momento el hospital de Villa Gesell había entrado en fase naranja y se había montado un operativo de evacuación rápida en el caso de que se hallara con vida alguna persona, aunque finalmente lo que se encontró fue el cadáver de Rosa Stefanic.
Por otro lado, la fiscal Verónica Zamboni (que lleva adelante la investigación del hecho caratulado como “estrago culposo agravado por la muerte”) avanza a pesar que, de momento, no puede peritar lo más sensible de la causa: la propia zona derrumbada, a la que solo pueden acceder los rescatistas. Hasta tanto no se retire el último escombro, Zamboni no podrá diligenciar en arquitectos e ingenieros las tareas necesarias para tratar de entender las causas del derrumbe.
La instrucción de la causa
En ese contexto, la etapa de instrucción avanza tomando declaraciones a testigos, solicitando allanamientos y revisando documentación vinculada con una de las líneas más fuertes, que es aquella relacionada a la noción de que en el Dubrovnik se estaban realizando obras sin la autorización municipal correspondiente.
A los cuatro albañiles detenidos el mismo martes luego de poder escapar del derrumbe, se les sumó un obrero de Ostende, localidad del partido de Pinamar. Al momento del derrumbe, el apart hotel estaba siendo sometido a dos obras distintas, cada una con su propio arquitecto y su grupo de trabajo correspondiente. Vale recordar que cuatro de las seis personas que permanecían hasta la noche del viernes desaparecidas bajo los escombros eran operarias.
Naturalmente, la escala de responsabilidades se va agrandando a medida que suben los rangos de mando y control, lo cual involucra a arquitectos e ingenieros, al propietario del Dubrovnik y también a las autoridades municipales encargadas de controles que, a la vista de los acontecimientos, no fueron eficaces. Se supo que el apart hotel había sido adquirido luego de la última temporada por la firma Parada Liniers S.A. de Antonio Juan Manuel Arcos Cortés, español de nacimiento pero residente en Argentina. La fiscal Zamboni también busca determinar si el desastre fue causado por las obras encomendadas por Arcos Cortés, o bien por problemas edilicios de la época en la que el lugar pertenecía a María Rosa Stefanic, quien igual siguió habitando un departamento en el lugar y terminaría falleciendo en el derrumbe.