El 27 de diciembre de 2023, nueve días después de su aplastante triunfo en las elecciones de Boca Juniors, las más convocantes en la historia del fútbol sudamericano, Juan Román Riquelme se convirtió en el primer presidente del club en no acudir a su acto de asunción. Cuando sus pares de la Comisión Directiva preguntaron por él, la respuesta desde Ezeiza fue más que contundente: “Él está para ocuparse del fútbol”. A un año de aquella inédita cumbre en la sala de reuniones de la Bombonera, en la que 26 de los 30 nuevos miembros de la CD posaron para la foto final sin Riquelme y sin Jorge Amor Ameal, el vice 1º, llegó el primer balance: el fútbol ha sido el talón de Aquiles de una gestión económicamente intachable, con superávit récord de más de 22 millones de dólares, pero deportivamente en declive: cero títulos, dos entrenadores y una sufrida clasificación a la Copa Libertadores de 2025.
“Las 10 propuestas del 10″ fue el título del flyer con que Juan Román Riquelme dio a conocer en plena campaña electoral los puntos más salientes de su plataforma presidencial. “¿Cómo no lo vas a bancar si…”, se preguntaba, en letras amarillas sobre fondo azul, la pieza publicada en las redes de la agrupación Soy Bostero. De esos diez ítems, solo dos apuntan al fútbol: contratación de “refuerzos de nivel internacional” y promoción de “pibes” a Primera. En líneas generales, ninguno de los dos se cumplió.
Las incorporaciones en ese período fueron Cristian Lema, Kevin Zenón y Lautaro Blanco para la primera mitad del año; y Gary Medel, Milton Giménez, Tomás Belmonte, Brian Aguirre, Ignacio Miramón y Juan Barinaga para el tramo final de la temporada. A excepción de Medel, Blanco (17 partidos en Elche) y Miramón (cinco encuentros en el Lille), ninguno con pasado reciente en las mejores cinco ligas de Europa. De los nueve refuerzos, además, solo Belmonte cerró el año de titular (y con buena proyección del cuerpo técnico encabezado por Gago para el 2025), aunque correría de atrás en caso de concretarse la llegada de otro volante: Aníbal Moreno y Santiago Ascacibar son los principales apuntados.
En cuanto a los juveniles, fueron nueve los jugadores menores de 20 años que debutaron durante estos primeros 12 meses de Riquelme presidente, de los cuales cinco (Lautaro Di Lollo, Iker Zufiaurre, Milton Delgado, Ariel Molas y Santiago Dalmasso) hicieron su estreno entre el primer partido de la Copa Sudamericana frente a Real Potosí, que Boca afrontó con un 11 completamente alternativo, y el repechaje frente a Independiente del Valle, luego del error administrativo que dejó a los refuerzos excluidos de la lista. Además de ellos, también tocaron Primera Mateo Mendia, Julián Ceballos, Dylan Gorosito y Joaquín Ruiz. El que más jugó fue Di Lollo (21 partidos), seguido por Milton Delgado (17). Entre Zufiaurre, Molas, Gorosito, Dalmasso y Ruiz totalizaron 156 minutos.
Salvo casos puntuales, la apuesta por los chicos resultó prácticamente accidental. Tras el mercado de pases de invierno, el promedio de edad del plantel escaló de 24,2 a 25,7 años, con 11 futbolistas por encima de la barrera de los 30: Sergio Romero (37), Javier García (37), Nicolás Figal (30), Marcos Rojo (34), Cristian Lema (34), Frank Fabra (33), Luis Advíncula (34), Pol Fernández (32), Juan Ramírez (31), Edinson Cavani (37) y Darío Benedetto (34).
Con esa base de futbolistas, Boca fue semifinalista de la Copa de la Liga (cayó en el cierre ante Estudiantes, tras una irresponsabilidad de Cristian Lema), perdió en semifinales de la Copa Argentina con Vélez, fue sexto en el campeonato local y quedó afuera en octavos de final de la Sudamericana a manos de Cruzeiro de Brasil.
Bombonera a medias: más linda, pero igual de chica
Por fuera del plano futbolístico, la principal promesa de campaña del 10 tuvo que ver con la compra de las dos medias manzanas sobre la calle Del Valle Iberlucea con el objetivo de levantar una nueva tribuna. “Después de ganar las elecciones voy a intentar golpear la puerta de cada uno de los vecinos que tenemos y les voy a preguntar si están de acuerdo en vender sus casas”, aseguró el 28 de noviembre de 2023. Sin embargo, y pese a la buena voluntad de los frentistas, quienes llegaron, incluso, a firmar un “compromiso de venta”, Riquelme se desdijo a finales de este año: “A los vecinos jamás les voy a golpear la puerta para que se vayan de sus casas. Porque a mí no me gustaría que venga nadie a decirme: ‘¿podés irte de tu casa?’. Hay familias, hay hijos, ellos se sienten felices de abrir la puerta y ver la Bombonera”.
Si bien el club realizó obras en diferentes puntos del estadio, y logró aumentar unos 5.000 lugares la capacidad total de la Bombonera, lo cierto es que la dirigencia no avanzó en el último tiempo sobre ningún proyecto en concreto. Una de las posibilidades que maneja Riquelme es la de construir una cuarta bandeja superior que cubriría el perímetro de las otras tres tribunas existentes y llevaría el aforo a 82.000 espectadores, aunque la obra, todavía en veremos, ni siquiera fue presupuestada. “Primero la Libertadores, después la Bombonera”, le explicaron a LA NACION desde el entorno del presidente.
La primera de las “10 propuestas del 10″ tenía que ver justamente con el lanzamiento de una aplicación móvil que les permitirá a los socios reservar sus entradas desde el celular y ceder su abono a otro socio en caso de no poder asistir. Fue lanzada el 12 de diciembre pasado y los hinchas podrán gestionar sus lugares a partir del primer partido del 2025. De todos modos, la cuestión de fondo pasa por saber cuántos de los casi 55.000 lugares disponibles son puestos a la venta en la previa de cada encuentro, ya que cada vez es mayor la cantidad de turistas en la cancha, sin estar asociados ni respetar, obviamente, ninguna clase de filtro. En compensación, diez socios elegidos por sorteo tuvieron la posibilidad de acompañar al plantel en los viajes por el interior, con traslados, comida y alojamiento gratuito.
Otras reformas incluidas en las propuesta del 10 fueron la creación de un espacio exclusivo para los vitalicios donde funcionó durante décadas el palco presidencial, asignándoles 72 asientos de manera rotativa; y la inauguración del polo gastronómico de la platea media. Las dos obras se inauguraron el 25 de mayo de este año, en el 74º aniversario de la Bombonera.
En Ezeiza, a su vez, la transformación de Boca Predio en uno de los complejos “más importantes del mundo”, con la construcción de la sala de prensa, tres módulos de dormis, sector para entrenamiento de arqueros, depósito de indumentaria, tres nuevas canchas e iluminación de los campos de juego 7, 8 y 9, entre otras mejoras. En junio, Boca aprobó en su presupuesto una partida de casi diez millones de dólares para levantar allí un hotel de concentración para ser utilizado por el plantel profesional y, por sugerencia de la Conmebol, por la selección que enfrente a la Argentina en el inicio del Mundial 2030.
Por último, Riquelme también prometió edificar un polideportivo para los deportes amateurs frente al ingreso principal de la Bombonera, pegado a las vías del ferrocarril de carga de la línea Roca. El espacio, según se anunció, contaría con canchas de básquet y de vóley, además de un gimnasio, vestuarios y confitería. Sin embargo, la altura del techo no permite realizar ciertos deportes, por lo que la obra continúa stand by.
Los últimos dos puntos de la plataforma apuntaron a diferenciarse abiertamente del frente opositor, encabezado por Mauricio Macri y su delfín, Andrés Ibarra: el club en manos de los socios (cosa que también garantizaban sus contendientes) y la política fuera del club. En ese último punto, la realidad quedó en evidencia cuando Riquelme presentó un mes antes de las elecciones su lista completa de candidatos, con personajes como Ricardo de la Fuente (funcionario kirchnerista de Florencio Varela), Miguel Ángel Dinópulos (excoordinador de Deportes del Ministerio de Desarrollo Social de La Rioja), Silvia Gotero (extitular del Instituto de la Vivienda en tiempos de Aníbal Ibarra) y Carlos Montero, por entonces Síndico General de la Nación y hombre de confianza del presidente Alberto Fernández.
En la línea de fuego
Mucho más cerca del plantel que de las decisiones del día a día, con el secretario Ricardo Rosica y el vocal Emiliano Algieri, a cargo del Departamento de Socios, como caras visibles de la gestión, Riquelme atravesó varias tormentas en estos 365 días como máximo dirigente del club. Entre ellas, la conflictiva salida de Valentín Barco, el tira y afloja con Nicolás Valentini y Ezequiel Fernández; y la actual guerra con Cristian Medina, castigado por el club y el entrenador Gago por intentar forzar una venta todavía con contrato vigente.
En julio, Boca también fue noticia tras comprobarse el abuso sexual de Jorge Martínez, en aquel tiempo DT del equipo femenino, contra una empleada del club, causa en que los miembros del Consejo de Fútbol, Jorge Bermúdez, Marcelo Delgado y Raúl Cascini quedaron implicados por encubrimiento y falso testimonio. “A mí me preocupa que los que falsificaron la firma de los socios para retrasar las elecciones de diciembre vayan presos -dijo Riquelme, en relación a una supuesta maniobra de la oposición-. Ahora estaban diciendo que parte del Consejo tiene que ir a declarar para no sé qué causa, pero de esto no se habla”, fue su única apreciación sobre el tema. El 9 de diciembre pasado, la denunciante fue instada por el club a presentarse en su lugar de trabajo.
En paralelo, el club fue allanado a finales de octubre por una denuncia de venta de entradas falsas por parte de cuatro hinchas del interior del país para los partidos frente a Cruzeiro y Riestra. Un desprendimiento de la causa por asociación ilícita, defraudación al club y reventa de entradas que tuvo como sospechosos al hermano de Román, Cristian Riquelme, y el secretario general del club, Ricardo Rosica.
Un 2024 de turbulencias donde Riquelme falló, entre otras cosas, en lo que más sabe: la conducción y el armado de un plantel que deje atrás un año de sinsabores signado por los tropiezos deportivos.
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