sábado, 28 diciembre, 2024
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Murió DJ Alfredo, mítico musicalizador argentino que se consagró en Ibiza

Tenía 71 años. Huyó de la dictadura militar en 1976 y se mudó a España; se convirtió en un exponente de la escena dance global.

Alfredo Fiorito trascendió fronteras para convertirse en leyenda de la música electrónica y murió a los 71 años en Ibiza, la isla que lo adoptó y a la que él, a su vez, le dio una identidad sonora única. Conocido mundialmente como DJ Alfredo, trabajó en las discotecas más icónicas de la isla en la que dejó un legado que se mantiene hasta hoy. Había llegado hace casi medio siglo, cuando Ibiza era un puerto hippie del posfranquismo, lejos del exclusivo complejo «concheto» del que Alfredo renegaba en los últimos tiempos.

Nacido en Rosario, Alfredo ya mostraba inquietudes artísticas antes de su exilio a mediados de los setenta. Trabajó como promotor de recitales de rock y como periodista en el diario La Capital, cultivando así una sensibilidad que luego volcaría en su faceta musical. La llegada de la dictadura cívico-militar en 1976 lo impulsó a buscar nuevos horizontes.

La isla, en aquel entonces, era un crisol de culturas, un paraíso bohemio donde la libertad se respiraba en el aire. Alfredo se sumergió en ese ambiente mágico, trabajando como artesano y vendedor de ropa, hasta que el destino lo cruzó con la vida nocturna. Un trabajo como barman en el bar «Bebop» fue el preludio de su carrera como DJ. Cuando el dueño le propuso musicalizar el lugar, Alfredo recurrió a discos de house que acababa de descubrir y encontró su verdadera vocación.

No fue hasta que llegó al bar Be Bop que tuvo la chance de hacer música. Su jefe, un francés que administraba el lugar, le permitió trabajar de mozo mientras ponía canciones. Un año después, llegó a Amnesia, donde se quedó por los siguientes seis años.

Su talento no tardó en llamar la atención de Amnesia, un club que, bajo su batuta, se transformaría en un templo de la música electrónica. En 1983 Alfredo se convirtió en residente, dando inicio a una era dorada para el club y para la escena ibicenca. Su estilo, una mezcla ecléctica de géneros que luego se conocería como “balearic beat”, revolucionó la forma de entender la música dance.

La discoteca española Amnesia, donde comenzó a trabajar como DJ en 1982, lo despidió a través de las redes y así confirmó su fallecimiento: “Querido Alfredo, gracias por las noches y los beats que compartimos juntos. Tu música y visión han definido el sonido del Balearic Beat y el alma de Amnesia. Tu legado vivirá siempre en nuestra pista. No te olvidaremos. Descansa en paz”.

El argentino que creó los after hours e inspiró a Paul Oakenfold

Alfredo no se limitaba a mezclar canciones; creaba atmósferas, narraba historias a través de la música, fusionando sonidos que iban desde el rock y el pop hasta el funk, el soul y los primeros compases de la música electrónica. Sus sets, que a menudo comenzaban a las 3 de la madrugada y se extendían hasta entrada la mañana, inauguraron los famosos «after hours». Eran una experiencia trascendental, un viaje sonoro que cautivaba a los asistentes.

Su influencia fue tal que la revista DJ Mag, una biblia del género, lo nombró “DJ de la década” en 1988. Además de Amnesia, fue disc jockey en otras discos legendarias, como Pacha, Privilege y Space. Su visión musical trascendió las fronteras de Ibiza, influyendo en DJs y productores de todo el mundo. Paul Oakenfold, entre otros, lo conoció en sus juveniles visitas a los clubs de la isla y tiempo después reconoció la influencia de Alfredo en su propia música, particularmente en el desarrollo del sonido balearic.

Más allá de su éxito internacional, Alfredo nunca olvidó sus raíces. Sus colegas argentinos lo reconocen como un pionero, un faro que iluminó el camino para las generaciones posteriores de DJs. Diego Ro-K, compatriota y colega, lo describió como “tal vez uno de los mejores DJs de la historia”, destacando su invaluable legado para la música electrónica.

En las últimas décadas había colaborado con otros disc jockeys y se había probado con un sello propio. «Dreamtiger, con nombre inspirado en un cuento de Borges», avisaba. También trabajó junto con su hijo Jaime, que es DJ, curador musical y productor y fue quien -como recordó en una nota con Página 12– lo ayudó a pasar del vinilo al CD y del CD a las tarjetas de memoria.

Volvió a la Argentina en varias oportunidades, una de las últimas fue en octubre de 2018, cuando se presentó en Niceto con motivo del ciclo «Mapa Sonoro: Baleares en Buenos Aires».

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