La relación entre Afganistán y Pakistán ha experimentado un aumento significativo en las tensiones en los últimos días, con enfrentamientos entre ambos países por bombardeos aéreos y ataques cruzados.
La reciente escalada se produjo después de que la Fuerza Aérea de Pakistán realizara un ataque aéreo en la provincia de Paktika, en el este de Afganistán, que resultó en la muerte de al menos 46 personas, en su mayoría mujeres y niños, según fuentes del gobierno talibán afgano.
Este ataque fue calificado como un acto de agresión por parte de Afganistán, que afirmó que violaba principios internacionales y advirtió sobre posibles represalias, las cuales fueron efectuadas en las últimas horas.
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Pakistán justificó su bombardeo como una operación dirigida contra campamentos del Tehrik-i-Taliban Pakistan (TTP), un grupo militante islamista que busca imponer la ley islámica en Pakistán y que tiene vínculos con el Talibán afgano.
El TTP, aunque relacionado ideológicamente con el Talibán, no forma parte oficialmente del gobierno en Afganistán, pero ha operado a través de la frontera afgano-pakistaní durante años. El ataque en Paktika se produjo en un contexto en el que el TTP había llevado a cabo un ataque en el área de Waziristán, en Pakistán, matando a 16 miembros de las fuerzas de seguridad de Pakistán.
El bombardeo aéreo pakistaní generó indignación en Kabul, con autoridades afganas denunciando la muerte de civiles y subrayando que los objetivos del ataque estaban ubicados en áreas que Afganistán considera fuera de la jurisdicción de Pakistán.
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El gobierno afgano se refirió a esta frontera como la «línea hipotética», rechazando la validez de la línea Durand, trazada por los británicos en el siglo XIX y que divide a las comunidades pastunes entre ambos países.
En respuesta, el portavoz del Ministerio de Defensa afgano, Enayatullah Khowarazmi, afirmó que no consideraban estas áreas como parte de Pakistán, y que no podían confirmar si el ataque se había llevado a cabo en territorio pakistaní, pero sí en el otro lado de la “línea hipotética”.
La reacción de Afganistán incluyó una protesta formal a través de su Ministerio de Exteriores, que convocó al jefe de la misión diplomática pakistaní en Kabul. Además, el gobierno afgano advirtió que no dejaría sin respuesta lo que consideraba una acción cobarde contra su población civil.
Las autoridades afganas también denunciaron que este tipo de ataques contravenían las normas internacionales y representaban una violación de la soberanía afgana.
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Por otro lado, el Talibán afgano ha reiterado que las acusaciones de Pakistán de que el TTP opera desde suelo afgano son infundadas, aunque la relación entre los dos países sigue siendo tensa debido a estas acusaciones y la presencia de militantes en las zonas fronterizas.
Pakistán ha insistido en que varios de los ataques terroristas que han sufrido en su territorio han sido orquestados desde Afganistán, pero el gobierno talibán afgano ha negado tener vínculos con estos grupos.
Esta situación se complica aún más por las disputas sobre la línea Durand y la difícil geografía de la frontera, que incluye áreas tribales y de difícil acceso donde operan diversos grupos armados.
La crisis también refleja las complejidades de las alianzas regionales y las rivalidades geopolíticas. A pesar de que Pakistán fue un aliado del Talibán durante su primer gobierno en Afganistán en los años 90, las relaciones han sido tensas en los últimos años debido a la creciente actividad de los grupos militantes en la frontera.
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En este contexto, los ataques cruzados entre ambos países no solo son una manifestación de su rivalidad territorial, sino también un reflejo de la competencia regional por el control y la influencia sobre los grupos militantes que operan en la región fronteriza.
La reciente escalada entre Afganistán y Pakistán, marcada por los ataques aéreos y las represalias, es una manifestación de las tensas relaciones bilaterales, agravadas por las acusaciones mutuas sobre la presencia y el apoyo a los militantes en sus respectivos territorios.
La disputa sobre la línea Durand, que ha sido un tema de desacuerdo durante décadas, sigue siendo un factor clave en esta crisis, lo que dificulta cualquier resolución pacífica entre ambos países.
Se calienta la frontera entre Pakistán y Afganistán luego de feroces bombardeos
Las causas de la escalada entre Afganistán y Pakistán
Dentro de las muchas razones por las cuales el régimen talibán y los pakistaníes han alcanzado un nuevo punto de tensión, la política y el establecimiento de fronteras se encuentran en el eje de la discusión. A su vez, las alianzas a nivel geopolítico y el terrorismo en ambos países ha profundizado la severidad de la situación.
Siendo que Pakistán apoyó al régimen talibán en sus inicios, en los últimos años y debido a la creciente competencia con India, su relación se ha deteriorado. Las disputas fronterizas como el manejo de la »Línea Durand» solo ha incrementado estas fricciones.
A su vez, factores como el cambio de alianzas respecto a la geopolítica, han llevado a Pakistán a repensar su alianza con el talibán. Islamabad, más cercano a los Estados Unidos, decidió distanciarse de los talibanes tras su vuelta al poder en 2021.
Luego de que en Afganistán los talibanes hayan recuperado el poder en los últimos años, los ataques terroristas del TTP han aumentado drásticamente en Pakistán. Esto ha llevado al gobierno pakistaní a endurecer su lucha contra el terrorismo dentro de sus propias fronteras y el exterior.
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