Las jefaturas de las embajadas argentinas ante Uruguay y ante España ya están decididas. Las terminó de cerrar el propio canciller Gerardo Werthein tras las idas y vueltas de rumores y nombramientos que no prosperaron y en medio de la marcha hacia una nueva estructura del Ministerio de Relaciones Exteriores.
La situación con Uruguay ya está decidida. De acuerdo a lo que supo Clarín de muy altas fuentes latinoamericanas, el actual representante permanente para el Mercosur y la ALADI, Alan Beraud, se quedará en Montevideo también como embajador del gobierno de Javier Milei y a cargo de todo.
Su plácet de estilo ya fue pedido ante el gobierno saliente de Luis Lacalle Pou, según la información a la que accedió Clarín. Y como es diplomático de carrera no precisa que su pliego de nombramiento sea aprobado por el Senado de la Nación. Simplemente se quedará en dicha ciudad y cambiará solo su residencia actual a la del embajador. Reemplazará a Martín García Moritán, un diplomático de sólida trayectoria, que llegó a la sede hace tan solo un año y ahora será jubilado por estar cerca de cumplir 70 años.
Beraud es un diplomático con prestigio, fue medalla de oro, es apreciado por sus compañeros. Fue jefe de la Embajada en Japón, pero el único ruido es que en su nombramiento -afirman- influyó su esposa, Cristina Dellepiane, quien maneja hoy las cuestiones administrativas y presupuestarias de la Cancillería tras haber sido desplazado de ese lugar el dirigente del PRO, Ernesto Gaspari.
Dellepiane, que ya estuvo reunida con el ministro de Desregulación, Federico Sturzeneger, para definir cómo avanzar en los recortes en uno de los ministerios con más bajo presupuesto del Gabinete, logró una fuerte llegada al ministro Werthein. Mientras al embajador Beraud los diplomáticos lo respetan, a Dellepiane le tienen terror.
Durante estos dos meses, Beraud trabajará con el experimentado Carlos «El Pájaro» Enciso, embajador de Luis Lacalle Pou, quien en marzo será reemplazado por el presidente electo Yamandú Orsi, del Frente Amplio, y con el que Milei no ha forjado aún relación.
Clarín no pudo hablar con el canciller Werthein de este nombramiento. El ministro acompaña al presidente Javier Milei en Washington en los actos de la asunción presidencial de Donald Trump. Irá con él también a Davos, para asistir al Foro Económico Mundial, y por ahora sigue sin vocero.
Pero también de muy buenas fuentes empresarias en Madrid, se supo que el favorito para la embajada argentina ante el Reino de España es Wenceslao Bunge, CEO de Credit Suisse España, adonde estuvo casi treinta años y de donde se fue en medio de la crisis de la que finalmente fue salvado de la quiebra, en 2023, al ser adquirido por su rival UBS. Bunge hijo se fue a trabajar a Global C-Charirman de Real Estate Investment Banking en JLL, en Madrid.
Wenceslao Bunge es hijo de quien fue el vocero del empresario Alfredo Yabrán, del mismo nombre. Bunge padre representó la voz del empresario postal en su pulseada por el Correo Argentino con el ex ministro de Economía de Carlos Menem, Domingo Cavallo. Y fue soporte de la familia Yabrán cuando este último se suicidó tras el asesinato del fotógrafo José Luis Cabezas en Pinamar, por el que fue responsabilizado el empresario y su custodia policial.
Bunge hijo es poco conocido en la Argentina pero en España tiene su carrera armada y un bajo perfil. Hace un mes y medio se lo vio en un almuerzo de varios empresarios con Jorge Macri y su secretario general y de Relaciones Internacionales, Fulvio Pompeo, cuando el jefe de Gobierno viajó a Madrid en gira oficial. Allí estuvo con el líder del PP, Alberto Núñez Feijoo, y con el líder opositor venezolano, Edmundo González Urrutia.
Bunge no está confirmado aún pero es la ultima carta del canciller. La pronta designación pondría fin a un embajada llena de internas.
Estas estallaron entre el desplazado embajador de carrera, puesto por Diana Mondino, Roberto Bosch, y el representante comercial Alejandro Nimo, que es de origen político y amigo del economista cercano a Milei, Jesús Huerta de Soto. Nimo es acusado de maltratos por el personal diplomático de la Embajada, que logró abrirle un sumario por el supuesto envío de objetos personales a Buenos Aires a través de las llamadas valijas diplomáticas, que son de uso exclusivo para el trabajo del servicio exterior. Lo acusan también de amenazarlos a traves de X de querer echarlos en el contexto de «querer quedar bien con Milei» por la política de ajuste del Estado y «motosierra».
Igualmente, Nimo se hizo cercano a Milei y junto al vicecanciller Eduardo Bustamante -por su parte- logró voltear el nombramiento de Alejandro Alonso como embajador.
La nueva Cancillería
Primer embajador de Milei ante los Estados Unidos, Werthein asumió como canciller a fines de octubre cuando, enojado por un voto a favor del levantar el embargo a Cuba con aval de la Casa Rosada, el Presidente desplazó a Mondino. Desde entonces, Werthein aplacó la furia de Milei contra lo que llamó la «casta diplomática» pero sigue intentando armar una nueva estructura para hacer del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto una unidad de gobierno mas chica, más compacta.
Tal como ya lo ha contado Clarín, también busca jubilaciones de diplomáticos, cerrar algunas sedes diplomáticas y fusionar sedes que estén en las mismas capitales, como es el caso de Uruguay. Un plan de ajuste que en realidad ya se había ideado bajo la Cancillería de Mondino, pero que no se pudo implementar.
Aunque aún está en tren de intentarlo, el canciller Werthein piensa en la creación de una secretaría general que una lo que hasta ahora funcionó históricamente de a dos: una secretaría de Relaciones Exteriores política, que maneja temporalmente Eduardo Bustamante, quien figura en el sumario por el voto positivo para levantar el embargo a Cuba, y la secretaría de Relaciones Económicas Internacionales, que tenía hasta ahora el embajador Marcelo Cima, y ahora, temporalmente, y para hacer el ajuste, tiene el embajador Luis María Kreckler a su vez cónsul en San Pablo.
El resto serían subsecretarías. Incluso, el Gobierno pidió bajar a subsecretaría a la Secretaría del Area Malvinas, que dirige Paola Di Chiaro, ex viceministra de Defensa, y única «sobreviviente» de la camada del PRO en el ministerio. Ocurre que, curiosamente, tanto Werthein como Kreckler han convocado y confían en jóvenes diplomáticos fuertemente identificados con el kirchnerismo duro.
El jueves, Milei retuiteó la cuenta del ministerio de Werthein que anunciaba la fusión de las embajadas en Montevideo con las oficinas del Mercosur y ALADI, una idea que en su momento tuvo Mauricio Macri pero que el kirchnerismo en pleno se le opuso. En ese tuit reconoció la tarea del embajador Martín García Moritán “por su dedicación y compromiso durante su gestión al frente de la Embajada de la República Argentina ante la República Oriental del Uruguay”, a la que llegó hace solo un año. “Su labor culmina con motivo de haber alcanzado la edad para su jubilación, tras una distinguida trayectoria en el Servicio Exterior de la Nación”, indicó el comunicado de Werthein pero que Milei reposteó en mayúscula con la frase “MOTOSIERRA EN CANCILLERIA”.
Habrá más fusiones y se piensa que la embajada en Roma fagocitará a la de la FAO; la sede en Bélgica se unirá con la de la Unión Europea tras jubilar al embajador del kirchnerismo Juan del Valle Raleigh. Otras podrían ser la de París con la representación ante la Unesco. Y resto son embajadas y consulados que se evalúan cerrar.
También trascendió que Kreckler puso como jefe de Gabinete al diplomático Marcel Lucco, como subsecretario de negociaciones Económicas Internacionales a Rodolfo Salafia, y como subsecretario de Promoción Comercial al Leandro Fernández Suárez.