miércoles, 22 enero, 2025
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La inesperada reacción de las víctimas de un asalto en una agencia de viajes de La Matanza

La noticia es el asalto que sufrió el ministro de Transporte de la Provincia de Buenos Aires Martín Marinucci cuando salía de festejar su cumpleaños con su familia en un restaurante de Ramos Mejía. Antes, los ladrones que atacaron al funcionario y golpearon a su esposa, habían entrado a robar a una agencia de viajes.

En ese dramático episodio, grabado por una cámara de adentro del negocio, se ve un pequeño gesto que dice mucho sobre la inseguridad en el Conurbano, particularmente en La Matanza, una de las zonas con más robos y asesinatos.

Parece que estuvieran entrenadas, pero en realidad están tristemente acostumbradas: las víctimas ya saben qué es lo que hay que hacer para zafar.

En escasos segundos, todos alcanzan a esconder su celular para que no se lo lleven los ladrones. El único que no lo logra y lo entrega lo hace porque está en el medio del local abrazando y protegiendo a una nena de 3 años y quiere que los ladrones se vayan lo antes posible.

Sin contar a los niños, las imágenes muestran que en la agencia de viajes hay siete adultos. Afuera, tres de los asaltantes se bajan del auto. Dos van directo a robar a una persona que está en la vereda. El otro, al local.

Todos los que están adentro se dan cuenta de lo que va a pasar. El asaltante no llega a poner un pie en el negocio que al menos cuatro de los adultos ya escondieron lo que no quería que les sacaran (de nuevo): el celular.

Un empleado que está al costado del mostrador tira su campera (con cosas en el bolsillo) atrás de una columna. En el mismo instante, una mujer de buzo blanco y negro que tiene las manos cruzadas y el teléfono en una de ellas lo esconde sentándose sobre él; otra, que está a la derecha y estaba usando el celular, hace lo mismo. A su derecha, se ve parte del cuerpo de una tercera mujer con movimientos similares.

¡Ey, ey, ey! ¿Qué onda acá? Saquen todos los celulares, todos los celulares”, exige el ladrón vestido de negro y pelo platinado, arma en mano.

La desesperación se apodera del lugar. Una nena de 8 años corre a abrazar a su mamá, la de blanco y negro que ya había escondido su teléfono. Un hombre de azul va directo a proteger a la más chiquita que quedó en el medio de la escena.

En ese instante, mientras el asaltante se concentra en las víctimas que están a su izquierda, el dueño del negocio se levanta de la silla y sutilmente saca su celular del bolsillo para arrojarlo sobre unas cajas que están atrás de él. Luego levanta las manos mostrando que no tiene nada y sale del mostrador.

Ey, hay chicos, hay chicos”, le advierten las víctimas al ladrón. De fondo se escucha el llanto de una de las nenas. “Qué me importa”, responde el delincuente.

Uno de los ladrones que estaba afuera se mete apuntando con una pistola y la situación es cada vez más tensa. “Las llaves de la camioneta”, pide.

Sin más celulares a la vista, el ladrón de pelo platinado va en busca de dos mochilas. Increíblemente, una joven que todavía no había logrado esconder su teléfono, se levanta de la silla en pleno asalto y hace unos pasos hacia el fondo del local para ponerlo a salvo y volver. También muestra sus manos vacías.

Los asaltantes se van con un botín de dos mochilas y un solo teléfono de al menos siete posibles. Aunque todo cuesta y el horrible momento vivido no se olvida más, el botín no es grande comparado a otros hechos.

Y mucho tiene que ver la manera en la que actuaron las víctimas. Quizás sin haberlo pensado mucho, sino como un reflejo adquirido después de quién sabe cuántas pérdidas.

Dicen distintas estadísticas que los teléfonos son el objeto más robado en Argentina, a razón de 3.000 por día según cifras oficiales de 2023. En 2017 llegaron a ser 4.500. Los casos se multiplican por miles y es difícil encontrar a alguien –sobre todo en el AMBA– a quien nunca le hayan robado el teléfono.

Cuando el llamado por el asalto en la agencia cayó en el 911, la banda ya estaba robando a Marinucci que salía de cenar con su familia. Un día más tarde, cuando el funcionario hizo la denuncia, la Policía detuvo al ladrón de pelo platinado que protagoniza el video de esta nota. Se supo que tiene 16 años. Sus tres cómplices siguen prófugos.

El robo fue justo el lunes en el que los ministros de Seguridad de la Provincia, Javier Alonso, y la Ciudad, Waldo Wolff, se reunieron para coordinar acciones por la inseguridad, luego de una serie de cruces por los 16 policías porteños asaltados en el Conurbano. El encuentro no parece haber sido muy fructífero porque las chicanas siguieron por X (ex Twitter).

Afuera de las redes sociales, en la vida real, un acto reflejo dice mucho más que mil palabras.

MG

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