El ministro de Economía, Luis Caputo, encabeza una cruzada para que provincias y municipios bajen los impuestos y tasas, para acompañar la meta de baja de la presión fiscal que busca el Gobierno como alternativa de baja de costos para las empresas.
Por caso, el martes, el funcionario les dijo a los representantes de la Unión Industrial Argentina (UIA) que presionen a los gobiernos locales para que reduzcan la carga fiscal como respuesta al pedido de competitividad de los empresarios ante la apertura de importaciones y un tipo de cambio controlado.
La cruzada también se vio en septiembre pasado, con la prohibición de incluir tasas municipales en facturas de servicios públicos, lo cual hizo que se visibilicen los cargos tributarios locales.
Es que la presión fiscal provincial creció un 50% en los últimos 25 años y marcó un 5,1% del PBI en 2024, según un relevamiento que hizo IERAL.
La presión fiscal es el peso que tienen los impuestos en el PBI, o dicho de otra manera, es la proporción del PBI que los residentes dedican a pagar impuestos. Se mide dividiendo la recaudación impositiva sobre el PBI.
A lo largo de los años, se puede ver una suba lenta pero persistente de estos gravámenes: entre 2003 y 2011 la presión fiscal de las provincias pasó de 3,4% a 4,3%, y pegó un salto brusco de 4,3% a 5,2% del PBI en los años 2012-2013. El récord se produjo en 2017 (5,4%), luego con el Consenso Fiscal que rigió desde 2018 baja hasta 4,8% en 2019, para finalmente subir hasta 5,1% en los años subsiguientes, explica el think tank de la Fundación Mediterránea.
El año pasado, la recaudación de tributos provinciales acumulada desde enero hasta septiembre fue de $ 20.068.007 millones y el PBI consolidado de provincias fue de $ 395.842.368 millones de pesos para ese mismo período de tiempo, explica Marcelo Capello, economista de IERAL-Fundación Mediterránea.
Las provincias con mayor presión tributaria efectiva al tercer trimestre del 2024 fueron Misiones, con un 7,9% de su Producto Bruto Geográfico (PBG), Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con 6,5% y Tucumán, con 6,1%.
Por el otro lado, las provincias con la menor presión fueron La Rioja y San Juan, con un 2,9%, Formosa tiene un 2,8% y Santiago del Estero apenas alcanza el 1,9%. Estas provincias son altamente dependientes de las transferencias nacionales, lo cual probablemente desincentiva un mayor esfuerzo recaudador local, de acuerdo con IERAL.
El impuesto más distorsivo: Ingresos Brutos
El 28 de enero pasado, Caputo hizo mención a la baja de impuestos en su cuenta de la red social X en un largo posteo en el que llamó a las provincias y municipios a hacer lo propio: «Quiero remarcar la importancia de reducir el déficit vía reducción de gastos, y no vía aumento de impuestos como están haciendo algunas provincias y municipios (tasas en este caso) de manera injustificada, ya que todos están recibiendo mayores ingresos por el aumento en la recaudación».
Y luego hizo hincapié en la importancia de bajar el impuesto más relevante para las provincias, IIBB: «Sería muy importante para el país que provincias y municipios, aprovechando este aumento en sus ingresos, se sumaran al esfuerzo que están haciendo todos los argentinos y redujeran Ingresos Brutos y tasas municipales».
Redujimos a cero, y en tan solo un año, 15 puntos de PIB de déficit consolidado (Tesoro + Banco Central), bajando un 30 por ciento el nivel de gasto del Estado y terminando con la emisión monetaria. Estas medidas permitieron la baja fenomenal de la inflación (y con ella, el nivel…
— totocaputo (@LuisCaputoAR) January 28, 2025
El impuesto de mayor relevancia para las provincias es IIBB, que representa en promedio un 82,3% de la recaudación de las provincias. Lo sigue Sellos, con un 7,1%, y el impuesto Inmobiliario, de alrededor del 5,3%, que en algunas provincias es de aplicación municipal, de acuerdo con IERAL.
El experto tributarista César Litvin refuerza la idea de que IIBB distorsiona la economía en general: «Las provincias tienen que ser más eficientes en el gasto público. IIBB es el peor de todos los impuestos. Si representa el 82,3% es una mala noticia porque es un impuesto que hace mucho daño a la actividad económica, y que se traslada y aumenta los precios», recomienda.
Y agrega que las provincias deberían «reformularlo como un impuesto a la venta en la última etapa para sacar el efecto cascada que se acumula. Y en el mediano plazo desaparecer, ya que IIBB, IVA y tasa de seguridad e higiene en conjunto graban la misma venta».
En relación con las tasas municipales, Litvin suma: «los municipios han desnaturalizado el concepto de tasa, que es el precio de la contraprestación de un servicio y el valor tiene que estar relacionado con el costo prestacional y no con el ingreso del contribuyente, con lo cual los municipios están disfrazando verdaderos impuestos de tasas«.
Aunque el gobierno nacional busque llevar la atención de la presión fiscal a las provincias, una baja de impuestos a nivel local es de difícil implementación ya que requeriría un ajuste fiscal importante para los distritos.
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