domingo, 20 abril, 2025
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Lali: su regreso a la ficción, el camino hacia la pareja monógama y lo que aprendió de su cruce con Javier Milei

Si hay algo que Lali Espósito sabe y hace desde que es muy chica es trabajar. Y este 2025, después de un parate introspectivo que le permitió tomar impulso para volver recargada, la veremos en todos los frentes haciendo lo que más le gusta: dar cuenta de su sistema de creencias a través de su arte.

A nivel musical, y luego de su aparición sorpresa en el escenario del Quilmes Rock para cantar “Mejor que vos” junto a Miranda!, la artista tiene preparado un nuevo show que verá la luz el 24 y 25 de mayo (las entradas ya están agotadas) y el 6 de septiembre en el estadio de Vélez, en tanto anunció que el 29 de abril lanzará No vayas a atender cuando el demonio llama, el álbum sucesor de Lali (2023). Y, claro, la particularidad del título elegido, sumado a la estética y la simbología a la que apeló para este proyecto, además de las colaboraciones incluidas con Dillom y Duki, generaron una ola de expectativas entre sus fanáticos y, por qué no, entre sus haters, en especial luego de los ataques que recibió por parte de Javier Milei.

“Sentí que la exposición respecto a lo público con el Presidente me invitó, no me obligó, a meterme un poquito para adentro, pensar con claridad, hacer un mejor disco que el que tenía pensado hacer”, había adelantado el pasado 11 de marzo en la entrevista que le dio a su novio, Pedro Rosemblat, al aire del canal de streaming Gelatina. “No revalué nada, yo pienso lo que pienso. Fue como un estudio de situación hecho con tranquilidad desde un lugar más privado y no tanto buscando respuestas en Twitter”, dirá al respecto a LA NACIÓN en la presente entrevista.

En el plano actoral, Espósito regresó a la ficción para la segunda temporada de El fin del amor, la serie de Prime Video inspirada en el libro homónimo de Tamara Tenenbaum que la tiene como protagonista y productora ejecutiva, y que estrena el próximo miércoles 16. En esta nueva entrega, Tamara, el personaje que interpreta la ex Casi Ángeles, alcanza el éxito y el prestigio que tanto anhelaba tras la publicación de su libro de ensayos El Fin del Amor. Sin embargo, mientras navega entre las oportunidades que surgen a raíz de este suceso, su felicidad se ve empañada por el proceso judicial que sigue a la muerte de su padre en el atentado a la AMIA, por los vaivenes de sus relaciones más cercanas (con su madre, sus hermanas y sus amigas), y por un interés amoroso inesperado que llega de la mano de Daniel Hendler.

-La serie indaga en temáticas como los vínculos, la libertad, los mandatos sociales que como generación nos cuestionamos, la búsqueda de la identidad… Conceptos con los que vos dialogás constantemente en todas tus facetas artísticas.

-Por eso hice la serie, me pareció muy interesante y atinado [dice entre risas]. Cuando Erika Halvorsen y Tamara Tenenbaum me acercaron la idea de hacer esta serie, hablé con ellas y les dije: “Estoy absolutamente, en la vida real, atravesada por estas temáticas y por estas preguntas”. No era solamente un personaje que me interesaba, sino que, como persona, me interesaba darle a alguien de mi generación estas preguntas. Me parece que los “treintis”, a nivel iberoamericano, no están tan narrados. Por supuesto que hay piezas y son buenísimas, pero a nivel argentino, sobre todo, me parecía que era una serie interesante, importante, necesaria. Todo lo que se pone sobre la mesa son temas a los que nos enfrentamos, me atrevo a decir nosotras, las mujeres, o las diversidades. Estas miradas de la sociedad, estos deditos que nos juzgan, preguntas que nos hacemos y cosas que nos incomodan en la sociedad. Y yo, como mujer y como artista en la música, también estoy atravesada por esas temáticas, y así como escribo una canción hablando de diferentes formas del amor o de vivir los vínculos, también lo hago a través de este personaje.

El 2025 comenzó con una agenda laboral cargada para Lali: el estreno de la segunda temporada de El fin del amor, el próximo lanzamiento de su nuevo álbum y tres shows en Vélez Amazon Prime Video

-Tamara, tu personaje, alcanza el éxito profesional pero sigue ensimismada en sus propios temas y descuida sus vínculos. ¿Cómo va a ser su evolución en esta nueva temporada?

-Es muy interesante ver cómo cuando ese deseo de éxito que Tamara buscaba se vuelve más tangible, empiezan a aparecer otras falencias; eso es algo que nos pasa a todos los que trabajamos mucho en el área que sea. Ese éxito, a veces te deja vacío por otros lados. Tamara empieza a tener este conflicto, la realización profesional por un lado, pero también esta cosa que tiene que ver con su personalidad de obviar el hecho de que hay otro al que le pasan cosas. Ese egoísmo que tiene es como una barrera a la vulnerabilidad que empieza a mostrar. En realidad, le importan muchas cosas que dice que no le importan. Creo que es una linda temporada porque vemos a este personaje tan potente, tan fuerte, con esa capa más vulnerable, más cercana a equivocarse, a olvidar su identidad o hacer de cuenta que la olvida. Todo eso se le viene un poco encima, su identidad, su pasado, las amigas con sus reclamos válidos y un amor que se le presenta y que le mueve el piso.

Lali Espósito en una escena del El fin del amor junto a Verónica Llinás, que interpreta a su madreAmazon Prime Video

-¿Cómo llevás vos ese balance entre el éxito profesional y la vida personal?

-Sucede muchísimo, todo el tiempo. Ahora, con 33 años, algunas cositas las siento un poco más asentadas. Pero hasta principios de mis veinte, laburaba tanto que no sabía bien qué clase de hermana era. Capaz por ósmosis parecía una buena hermana, pero no lo era porque no estaba presente, o me perdía los cumpleaños, o a mis sobrinos, o no estaba al día con las cosas que le pasaban a mi vieja o a un amigo. No es que esa búsqueda profesional no tenga valor, las dos cosas tienen valor, pero está bueno hacer ese balance. Creo que Tamara lo hace, asi como yo lo hice mil veces: tuve varias parejas con las que no estuve presente como me hubiera gustado por estar de gira, o laburando, o por priorizar algunas cosas que tienen que ver con lo profesional. De eso uno aprende y no es que no me pasa más. A medida que uno sigue laburando, y mucho, siempre está esa problemática sobre la mesa, pero empezás a elegir más. Yo ahora elijo un poco más, creo, mis tiempos de intimidad y la calidad de vida en ese tiempo íntimo.

-¿Cómo lograste ese balance?

-Te empieza a hacer ruido, hay algo que empezás a necesitar y te das cuenta que no te estás dando el lugar a disfrutar también de lo que formás como ser humano. Estamos muy atravesados por nuestro yo profesional, entonces, bueno, me empecé a preguntar qué pasa con Mariana, la mujer que soy, y empezás a trabajar en darle lugar a tu persona.

Daniel Hendler personifica al nuevo e inesperado interés amoroso del personaje de TamaraAmazon Prime Video

-Volviendo a la serie, ¿cómo es ese amor que va a explorar Tamara, que cuestiona las convenciones en torno al amor romántico y la monogamia, entre otras cuestiones?

-El personaje de Dani Hendler, que es Gustavo, viene un poco a eso, que nos pasa a todos en la vida. Esta cuestión de que sentís que ya aprendiste algo del amor, que tenés más claro lo que querés y lo que no, y aparece un amor que te vuelve a hacer muchas preguntas y a desestabilizarte en el buen sentido. Gustavo representa no solo esa cara del amor que Tamara dice un poco detestar, de la monogamia, la pareja y lo que él, quizás, quiere de ella, sino que también viene a hablarle de su identidad. Su madre también falleció en la AMIA, como el papá de Tamara, entonces a ella se le empieza a jugar algo más que simplemente un vínculo romántico, y se le empieza a jugar este espejo que le hace Gustavo de su propia historia.

-¿Y cómo fue tu propia construcción del amor a lo largo de los años?

-Absolutamente inconsciente; la verdad es que no siento que haya hecho más que vivir, eso es importante. No siento que haya roto con algo, simplemente viví lo que se me presentaba, lo que tenía ganas, viví mi propia contradicción, que es algo que también se habla mucho en esta serie. Porque ahora me pasa mucho que estoy en pareja, que de afuera es vista como “la pareja monógama, patria, bala y familia”, que me río y todo. Estoy en un vínculo que me encanta, pero no significa que no sea más la que era hace dos años, o que aprendí, o que viví otro tipo de amores. Soy todas esas juntas. Soy simplemente una persona que va viviendo las experiencias que tiene ganas, no con la idea de romper con nada sino con ser respetuosa de mi existencia. Y eso para mí significa permitirme, dentro de mis posibilidades y con mis propias contradicciones, vivir todo eso que tengo el impulso o las ganas de vivir. Por eso me gusta mucho este personaje. Tamara tiene eso, es re errática, se equivoca un montón, yo también y supongo que todos. Pero en ese accionar errático está la vida también, esta todo eso que te vuelve inteligente, sensible. Yo soy bastante de ir al frente, no por hacerme la embanderada de romper con algo, sino por respeto a que otro no me diga cómo vivir, sino yo misma encontrar mi forma y tener mi propia experiencia.

El beso que Lali Espósito le dio a su novio, Pedro Rosemblat, antes de la entrevista que el conductor le hizo en Industria Nacional (Gelatina)

-Tu personaje tiene una voz pública al igual que te pasa a vos, y en la primera temporada se enfrente a una situación de tener que pronunciarse en redes sociales sobre un hecho en particular. Vos, antes de expresarte sobre algún tema ¿analizás qué vas a decir y cómo?

Creo que soy muy cuidadosa con el egotrip de creer que mi opinión es importantísima todo el tiempo. Primero, porque no sé de todos los temas como para andar diciendo públicamente algo de lo que no estoy tan segura o no sé tanto. Y cuando lo hago, es porque tengo la convicción emocional o ideológica de decir eso que estoy eligiendo decir públicamente. A diferencia de Tamara, quizás a ella le importa mucho ese qué dirán, pero es lógico como feminista, como representante para muchas personas de lo que ella hace y escribe, y siente que hay mucha gente esperando saber qué es lo que tiene para aportar. En eso entiendo al personaje. Pero, en lo personal, aprendí, o en ese estoy, a discernir todo el tiempo dónde de verdad puedo aportar y cuáles son mis limitaciones, por más que alguien me exija decir algo. Capaz yo no quiero o no tengo nada para decir. Entonces, aprendí a respetar eso mío y darle valor a cuando sí tengo algo para decir. No permitir que las falencias de otras personas te exijan que ocupes un lugar que capaz no te corresponde todo el tiempo. Pero es algo que aprendí con el tiempo, no creo que nadie esté preparado, y todos estamos viviendo el mundo de las redes y la tecnología como algo nuevo.

-¿Tenés que contar hasta diez para no salir a responder ciertas cosas?

-Te juro que no. Tengo días, verdad. Tengo días que me levanto, leés una cosita y justo tenés un día un poco movidito emocionalmente y decís “cómo le diría a esta persona tal cosa”. Pero normalmente no es el camino que tomo. Cuando quiero desquitarme con algo lo hago en terapia, con mis amigos, compañeros de trabajo, hablo las cosas. Aparte, me importa mucho, y va a sonar muy romantic style, acá con la palabra “amor” de fondo [dice en referencia al banner detrás suyo con el nombre de la serie, El fin del amor], pero a mí me interesa mucho ser amorosa, y no porque sea el Ravi Shankar, como suelo decir en broma. Primero, porque lo soy en la vida y porque me gusta que lo sean conmigo, y, segundo, porque creo que tengo una tarea y un rol re copado que es, ya sea desde la música o las series, hablar de cosas que signifiquen algo, que te muevan algo adentro, que te hagan pensar. Me interesa siempre llevar algo piola. En un mundo tan odiador, me parece lindo no hacer lo mismo.

«Me interpela este protagónico de una mujer donde no se busca que ese personaje sea correcto. Parece una obviedad lo que estoy diciendo, pero no. Creo que es valiente esta serie, que en esta segunda temporada sigue reafirmando la búsqueda de personajes humanos y con contradicciones»Amazon Prime Video

-Algo de eso mencionaste en la entrevista que hiciste con Pedro, tu novio, en Gelatina, de que el enfrentamiento con el Presidente te invitó a meterte un poquito para adentro. ¿Cómo fue eso?

-No revalué nada, yo pienso lo que pienso. Fue como un estudio de situación hecho con tranquilidad desde un lugar más privado y no tanto buscando respuestas en Twitter. Las respuestas las busqué adentro. No podría guiarme nunca por lo que alguien que no me conoce dice de mí en Twitter, así sea el Presidente, que no me conoce tampoco. Si yo me guío por eso, pierdo mi humanidad. Entonces, el ir para adentro no fue para cuidarme de algo sino a entender la coyuntura, entender la invitación que se me estaba haciendo a un ring que capaz no es el mío ni me interesaba tanto. A veces, hay que saber retirarse, creo, o ese fue mi aprendizaje, para analizar mejor y hacer mejores cosas con eso que te está pasando. Por eso, creo de verdad que pude hacer un mejor disco y pude entender mejor algunas cosas para cuando tenga ganas de decir algo públicamente sobre este tema, como ahora, decirlo con convicción porque lo pude pensar, le pude dar una vuelta humana y artística.

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