El silencio, a veces, puede ser atronador. Lo fue por estos días para los millones de inmigrantes que viven en Estados Unidos y están sufriendo la agresiva política de Donald Trump, que ha puesto el foco en ellos para cumplir su plan de llevar adelante “la mayor deportación masiva de la historia” y que ha hecho blanco en Los Ángeles, donde más del 48% de su población dijo en el último censo tener origen latino, enviando incluso 700 infantes de la marina estadounidenses y 4000 efectivos de la Guardia Nacional en un acto de provocación ante las protestas que se vivieron allí la semana pasada. El béisbol, de los deportes más populares en el país del norte y uno que cobija todas los días a millones de fanáticos, aturdió en medio de este contexto con su indiferencia y tardó en despertar, por lo que recibió críticas de muchos de sus fanáticos, esos que lo siguen apasionadamente y que no tienen, como sus ídolos, visas especiales que eviten su deportación en cualquier momento.
No es que el deporte esté habituado a expresarse políticamente, pero las manifestaciones que sí hubo por parte dos clubes de fútbol de Los Angeles (Los Angeles FC y Angel City FC, las únicas dos franquicias deportivas profesionales de la ciudad que se expresaron sobre la violencia de las deportaciones) expusieron el contundente silencio del béisbol. La Major League Baseball (MLB) tuvo unos 265 jugadores extranjeros en su Opening Day de este 2025 (casi el 28% del total) y la mayoría tiene raíz hispánica. La disciplina del bate y la pelotita de rojas costuras le debe mucho a las más de 63 millones de personas que conforman la comunidad latina que vive en Estados Unidos y sigue fielmente a sus ídolos deportivos, la mayoría de ellos protagonistas indiscutidos del béisbol. Dentro de ese número, algo más de 21 millones son inmigrantes.
“LAFC cree que la verdadera fuerza de nuestra comunidad reside en la gente y las culturas que forman esta ciudad hermosa y diversa. Hoy, cuando nuestra ciudad siente miedo e incertidumbre, LAFC se une hombro a hombro con cada miembro de nuestra comunidad. Estamos contigo, Los Ángeles”, fue el mensaje que publicaron la semana pasada desde las redes oficiales del equipo de fútbol Los Angeles FC. Además de difundir un comunicado, desde el Angel City -propiedad de un grupo de mujeres cofundado por la actriz Natalie Portman- visibilizaron su posición repartiendo 10 mil camisetas entre sus fanáticos y fanáticas con un discurso claro: al frente se leía “Club de fútbol de la ciudad de inmigrantes” y, en la espalda, “Los Angeles es para todos”.
Los Angeles Dodgers, de la ciudad homónima, es uno de los equipos más populares del país -este año, sólo en 40 juegos, alcanzó los dos millones de espectadores-, el último campeón de la MLB -en abril, el plantel visitó a Trump en la Casa Blanca- y el primer equipo de la liga en contratar a un jugador negro nacido en Estados Unidos, el histórico Jackie Robinson, quien le abrió las puertas del deporte a latinos y afroamericanos.
Aunque la estrella máxima de su plantel actual es un extranjero -el japonés Shohei Ohtani- y sus fanáticos son en gran parte de origen latino, nadie se había expresado desde la organización angelina sobre la violencia y la incertidumbre que los inmigrantes están viviendo. Hasta que el puertorriqueño Kiké Hernández, segunda base del equipo, decidió ponerle fin al silencio esta semana. “Tal vez no seré nacido y criado aquí, pero esta ciudad me adoptó como si fuera uno de ellos. Estoy demasiado triste y enfurecido con todo lo que está pasando en el país y en nuestra ciudad. Los Ángeles y los fanáticos de los Dodgers me han abierto los brazos, me han apoyado y me han mostrado mucha bondad y sobre todo mucho AMOR! Está es mi segunda casa. No puedo tolerar ver cómo nuestra comunidad sigue siendo violada, atacada, abusada y separada. TODAS las personas merecen ser tratadas con respeto, con dignidad y con sus derechos humanos. Estoy con ustedes!!”, escribió en sus redes sociales el jugador de 33 años, que cerró su posteo -el que publicó tanto en español como en inglés- con el hashtag #CiudadDeImigrantes.
Pero eso no fue todo. Y es que del silencio absoluto, los Dodgers pasaron de repente a ser todo lo ruidoso -y viral- que se puede ser, cuando una artista de raíces latinas cantó en su estadio la versión en español del himno de Estados Unidos durante la previa del partido de la semana pasada, y su actuación se viralizó masivamente. No hay un video de gran calidad de la interpretación de “El Pendón Estrellado” (la traducción oficial del himno nacional, encargada en 1945 por el presidente Franklin D. Roosevelt a la compositora peruano-estadounidense Clotilde Arias) por parte de la cantante Nezza, cuyos padres son inmigrantes de Colombia y República Dominicana y se convirtieron en ciudadanos estadounidense cuando ella era más chica, según le dijo a CNN la artista. Y sin embargo, la escena se volvió símbolo de la resistencia de la comunidad latina en Estados Unidos, sobre todo porque la joven decidió cantar la versión en español a pesar de que, según expresó, desde los Dodgers le habían pedido que cantara el himno tradicional en inglés. “Estoy con ustedes. Ayer fue, sin duda, uno de los días más aterradores de mi vida. Canté ‘El Pendón Estrellado’ en el partido de los Dodgers después de que me dijeran que no podía. Y estoy muy orgullosa de haberlo hecho. Cuídense. Manténganse fuertes. Los quiero”, escribió la artista en su cuenta personal de Instagram. Nezza también subió el video a su canal de TikTok: tiene 13 millones de visualizaciones.
El plan de Trump es deportar un millón de inmigrantes por año a través del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), ese ente al que se le dio luz verde para detener y deportar personas con crueldad en restaurantes, hoteles o en sus trabajos. Y si bien hay 11 millones de inmigrantes indocumentados (según estadísticas de la Oficina de Seguridad Nacional), el medio NBC News asegura que el ICE le reveló al Congreso en 2024 que, hasta julio, había identificado solo a 435 mil inmigrantes indocumentados con condenas penales; es decir, menos del 4% del total tiene antecedentes criminales cuando las redadas y los discursos oficiales muestran una estigmatización y criminalización de la mayoría.
Este jueves por la mañana, antes de la derrota por 5-3 ante Los Padres de San Diego (otro equipo de la MLB, este con ocho latinos entre sus filas), desde las cuentas oficiales de los Dodgers informaron que agentes del ICE quisieron ingresar al estacionamiento del estadio y que se les negó la entrada. Fue la primera comunicación del equipo que tuvo al ente cazador entre sus palabras. Un día después, este viernes antes del partido en el que vencieron a los Nacionales por 6-5, los ganadores de la última Serie Mundial volvieron a expresarse. “En colaboración con la Ciudad de Los Ángeles, los Dodgers han destinado $1 millón a asistencia financiera directa para familias de inmigrantes afectadas por los recientes acontecimientos en la región. Se anunciarán más iniciativas comunitarias en los próximos días”, indicaron su página web oficial.
“Lo que está sucediendo en Los Ángeles ha resonado entre miles y miles de personas, y hemos escuchado el llamado para que asumamos un papel de liderazgo en nombre de los afectados -dijo Stan Kasten, presidente y director ejecutivo de los Dodgers, en el mismo comunicado-. Creemos que al destinar recursos y tomar medidas, continuaremos apoyando y mejorando las comunidades del área del Gran Los Ángeles”.
Karen Bass, alcaldesa de Los Ángeles, también se expresó en el mensaje: “Quiero agradecer a los Dodgers por liderar con esta acción para apoyar a la comunidad inmigrante de Los Ángeles. Estas últimas semanas han generado una oleada de miedo que ha recorrido todos los barrios y ha tenido un impacto directo en nuestra economía. Mi mensaje a todos los angelinos es claro: nos mantendremos unidos durante este tiempo y no nos daremos la espalda unos a otros; eso es lo que hace de esta la mejor ciudad del mundo”.
Se ve que tanto ruido quebró el silencio, aunque solo los Dodgers se expresaron oficialmente en toda la MLB. El deporte llega al fin con algo de apoyo -en medio de la deshumanización, el terror y el olvido-, hacia aquellos que siempre acompañan partido a partido y que ahora, asustados, tampoco saben cuándo puede ser la última vez que vayan a un estadio a alentar a sus ídolos.