Una de las enfermedades de mayor importancia en el cultivo de soja en la Argentina, y en todas las regiones productoras, es la Mancha Marrón. Esta enfermedad foliar es causada por un hongo, Septoria glycines, que forma parte de un complejo de enfermedades denominadas “de fin de ciclo” (EFC).
Como grupo se han estimado pérdidas de rendimiento de hasta el 30% en años lluviosos. Entre los componentes más afectados se encuentran el número y el peso de los granos.
La mancha marrón aparece en todas las regiones donde se cultiva la oleaginosa, y es, de todas las EFC, la que manifiesta síntomas primero, desde estadios incluso vegetativos.
La Cátedra de Fitopatología de la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba) recientemente finalizó un estudio a partir de un muestreo plurianual de lotes de soja de 5 años (2017, 2021, 2023, 2024, 2025) en diversas localidades de la región pampeana núcleo. En total se realizaron más de 50 aislados de S. glycines. Estos fueron evaluados en cuanto a su sensibilidad a fungicidas estrobilurinas. Se evaluó en pruebas de laboratorio la respuesta de germinación de esporas (conidios) al ser expuestas a diferentes dosis de estrobilurinas.
Todos los aislados evaluados resultaron altamente resistentes, es decir ante altas concentraciones de estas moléculas, las esporas igualmente germinaron. El 70% de los aislados fueron secuenciados molecularmente y todos presentaron una importante modificación genética, la mutación G143A, siendo dicha mutación la responsable de otorgar a las cepas una robusta resistencia a las estrobilurinas.
Ante esta confirmación de la expansión de la resistencia de S. glycines es de capital importancia que las empresas, técnicos y los productores agrícolas cumplan las recomendaciones de uso de prácticas de antiresistencia.
En total se realizaron más de 50 aislados de S. glycines. Estos fueron evaluados en cuanto a su sensibilidad a fungicidas estrobilurinas
Entre las cuales merecen destacarse: implementar un manejo integrado, nunca dividir las dosis, es necesario que siempre se respete, utilizar mezclas de principios activos que sean todos igualmente eficientes contra el patógeno, complementar con bioestimulantes, aplicar fungicidas solo cuando sea necesario y en el momento correcto.
Asimismo, la aparición de nuevas moléculas obliga a testearlas, incluso antes de su salida al mercado ya que la determinación de la sensibilidad a un fungicida particular en una población de patógenos es el primer paso en el manejo de la resistencia a los fungicidas
Informe de Marcelo Carmona, Francisco Sautua y María Cecilia Pérez-Piza, de la Cátedra de Fitopatología de la Fauba