En las profundidades del fondo del Océano Atlántico desde hace más de un siglo, es poco probable que los restos del Titanic duren otros 50 años, según arqueólogos marinos y oceanógrafos. Nuevas imágenes de lo que quedó del barco hundido en 1912, captadas en la Expedición 2024, mostraban signos de este deterioro. La baranda inmortalizada por los personajes Jack y Rose en la película de James Cameron de 1991, por ejemplo, aún está -casi en su totalidad- en el fondo del mar.
Los robots submarinos registraron cómo han cambiado los restos del buque a lo largo de más de un siglo. Según la BBC, la expedición más reciente tuvo lugar este verano [en el hemisferio norte].
“La proa del Titanic es simplemente icónica. Tienes sus momentos en la cultura pop, y eso es en lo que pensás cuando hablamos del naufragio. Y ya no se ve así [el arco]”, dijo a la BBC Tomasina Ray, directora de colecciones de RMS Titanic Inc, la empresa que llevó a cabo la expedición. “Es sólo otro recordatorio del deterioro que ocurre todos los días. La gente pregunta todo el tiempo: ‘¿Cuánto tiempo permanecerá allí el Titanic?’. Simplemente no lo sabemos, pero lo estamos viendo en tiempo real”.
En la nueva expedición, los robots también “encontraron” una estatua de bronce que se hallaba sobre la chimenea en el salón de primera clase del barco. Inspirada en la escultura original expuesta en el Louvre, Diana de Versalles fue redescubierta entre kilómetros de escombros tendida en la arena. La obra había sido vista por última vez sólo “brevemente” en 1986, según RMS Titanic Inc.
El deseo de ver los restos del crucero que se hundió el 14 de abril de 1912 motivó a la empresa OceanGate Expeditions a desarrollar el Titán, el submarino que implosionó hace más de un año con cinco personas intentando llegar al lugar donde se encontraba el naufragio.
El Titanic se hundió tras chocar contra un iceberg y romperse en pedazos más pequeños tras dividirse primero en dos. Quien descubrió la ubicación de los restos del naufragio fue el oceanógrafo Robert Ballard, en 1985. Las partes del barco se encuentran repartidas en un área de 13 mil kilómetros cuadrados al final del desfiladero del Cañón Cameron, a unos 700 kilómetros de la provincia canadiense de Terranova.
Para llegar hasta los restos es necesario realizar un viaje que dura más de dos horas, como pretendían hacer los cinco tripulantes del Titán: el presidente de OceanGate Expeditions, Stockton Rush; el multimillonario británico Hamish Harding; los paquistaníes Shahzada Dawood y su hijo, Suleman Dawood; y el investigador submarino francés Paul-Henry Nargeolet.
Las ruinas del Titanic se encuentran en un lugar descrito por Ballard como un “suelo alfombrado de escombros y sedimentos” en el estudio La geología del sitio del Titanic y sus alrededores, publicado tres años después del descubrimiento de los restos.
El flujo de agua resultante de esta confluencia provoca la creación de dunas y olas de barro en el fondo del océano. Según el informe Superficial Geology Of The Area Near Titanic Wreck, publicado por el gobierno canadiense, se espera que los sedimentos transportados por las corrientes marinas entierren los restos del Titanic en un período de hasta 50 años.
Según un informe de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, los microbios en la popa del barco han provocado que se deteriore 40 años más rápido que en la proa.
O Globo/GDA