En una visita de muy pocas horas, que se plasmará entre este mismo sábado a la noche y el domingo a mediodía, Emmanuel Macron volverá a reunirse con Javier Milei, esta vez en Buenos Aires.
Ratificarán, como en el encuentro que mantuvieron en París en julio, una vez más, que su buena sintonía supera sus diferencias. Y antepondrán los vínculos económicos y comerciales de Francia y Argentina, al incorporar en este corto encuentro una reunión del presidente galo con empresarios radicados aquí.
Para el caso, dos grandes elementos hacen ruido, pero no impidieron el deseo de encontrarse. Por un lado, las amenazas del gobierno francés de que no se sumará a un acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea que ambos bloques buscaban acelerar de una vez por todas para la cumbre del Conosur en Uruguay a fines de año. Cada vez que hay un acercamiento, los agricultores franceses presionan más a Macron.
Por otro lado, si bien la mayoría de las democracias vienen apoyando fuertemente las reformas, incluyendo el ajuste de Milei y la apertura de la economía argentina bajo su joven gobierno, muchos ven pasmadas las políticas disruptivas y hasta agresivas que plantea el libertario frente al multilateralismo.
Varios gobiernos no ocultan su molestia porque Argentina retiró su delegación de la reciente cumbre del clima conocida como COP29 que se hizo en Bakú, Azerbaiyán. Y son críticos de la soledad en que Argentina viene votando contra los derechos indígenas, de las niñas, mujeres, las políticas de género en general, rompiendo consensos históricos de este país con las Naciones Unidas.
Una versión, incluso surgida en París, afirma que Macron le va a pedir a Milei que preserve el orden internacional y apoye lo que se apruebe en el G20 de Brasil la semana próxima y que lo quiere incluso persuadir de que no adopte todas las visiones del republicano Donald Trump a quien Milei acaba de visitar.
En París lo que le reclaman es que Milei se una al «consenso internacional» -o no se desenganche- de la cumbre del G20 en Brasil.
Macron llega en la noche a Buenos Aires, en una escala de su viaje a Río de Janeiro, para participar en la cumbre del G20 que organiza su amigo, Lula Da Silva. Junto a su esposa Brigitte Macron, será recibido por los hermanos Milei con una cena privada en Olivos, a solas los cuatro.
El domingo comenzará su día con una ofrenda floral junto al canciller Gerardo Werthein. Luego los dos Presidentes tendrán una reunión de trabajo en Casa de Gobierno en el salón Eva Perón, a la que se sumarán después unos ministros. No habrá ni conferencia ni declaraciones a la prensa.
Si Macron y Milei sintonizaron a través del futbol en las primeras conversaciones apenas triunfó el libertario en noviembre del año pasado, el vínculo siguió atado curiosamente a dos figuras. Además de los mismos mandatarios: por un lado, Karina Milei cultivó su propia relación con los franceses y recientemente viajó a París con el jefe de la agencia de inversiones, Diego Sucalesca. El «intermediario» local es el embajador Romain Nadal, que atiende a cerca de 250 empresas de distinto tenor establecidas en el país.
Según la Bolsa de comercio de Rosario, Argentina es el cuarto destino de inversiones francesas en América Latina. Francia fue el décimo inversor extranjero más importante en 2023, invirtiendo casi US$ 700 millones, 25% más que en 2022.
Fue recibida incluso por el ministro de finanzas de Macron, Antoine Armand. Pero por otro lado la relación es fomentada por el embajador argentino en París, Ian Sielecki, amigo de parte del gabinete de Macron.
Sielecki puso por primera vez al teléfono a Macron con Milei y lo llevó en julio a la inauguración de los juegos olímpicos de París en donde fue entre los pocos que tuvieron una bilateral con el galo.
Ahora en el Gobierno aseguran que el foco de la bilateral será fomentar al máximo los intercambios económicos, sobre todo en las estrellas de la economía hoy de la Argentina, que son: minería, energía y tecnología.
Ventas militares, el centro de interés de Francia
Por detrás de todo esto, a su vez, como ocurrió con el gobierno de Mauricio Macri, con el que también tiene alta sintonía Macron, el francés tiene con Argentina un profundo interés de cerrar las ventas militares que se cocinan hace tiempo, pero que son de lenta concreción.
Recientemente se preadjudicó a la empresa francesa Kership la construcción de dos de los cuatro buques tipo OPV para la Prefectura Naval Argentina. Por cerca de 300 millones de euros financiados por el astillero europeo.
Este era un viejo pedido de la Prefectura Naval Argentina, afectada cuando otros OPV franceses terminaron en manos de la Armada. Ahora Patricia Bullrich aceleró los pedidos de su fuerza y los otros dos de los cuatro guardacostas serán construidos por una empresa argentina que todavía no está designada, con financiamiento de Kership.
A mediados de año, el ministro de Defensa, Luis Petri, viajó a Francia y firmó una carta de intención con su par Sébastien Lecornu -no vinculante- para la adquisición de al menos tres submarinos de tipo Scorpene. Se habla de un financiamiento de US$ 2 mil millones para estos sumergibles que la armada requiere a toda costa para no perder su histórica capacidad submarinista en riesgo desde la tragedia del ARA San Juan, que se hundió el 15 de noviembre en 2017 con sus 44 tripulantes frente a las costas argentinas.
NE