Por Marcelo López Álvarez
Para la jornada de hoy está prevista en el Vaticano la ceremonia de conmemoración de los 40 años del Tratado de Paz con Chile, que puso fin al conflicto por el Canal de Beagle. La novedad es que Javier Milei ordenó que el canciller, Gerardo Werthein, no viaje al evento, y Argentina no participará oficialmente en el mismo.
El desplante de Javier Milei al Papa Francisco no es solo un gesto hacia el pontífice, sino también una afrenta a la historia democrática de nuestro país. Además, parece una reivindicación de las actitudes belicistas de las dictaduras argentinas y chilenas que llevaron a ambas naciones a estar a minutos de la guerra en 1978.
Fuentes diplomáticas de la Cancillería argentina aseguran que la decisión fue tomada por el presidente y su círculo íntimo tras el cruce que el mandatario argentino tuvo con el chileno Gabriel Boric en Río de Janeiro, respecto a las posturas de ambos líderes frente a conflictos y políticas globales.
La versión fue finalmente confirmada ayer por la noche por el propio Canciller.
Todos contra Javier Milei
La sorpresa es tal que los ex cancilleres Rafael Bielsa, Jorge Taiana, Felipe Solá, Santiago Cafiero y Susana Malcorra firmaron en conjunto una declaración en la que condenaron la decisión del Gobierno Nacional de « no asistir al acto conmemorativo por el 40º aniversario de la Firma del Tratado de Paz y Amistad» con Chile.
Los ex cancilleres afirman que les resulta «incomprensible» que la gestión del presidente Javier Milei tenga «un gesto de semejante desprecio gratuito» hacia uno de los eventos «más trascendentes de nuestra diplomacia en el último medio siglo».
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¿Qué fue el tratado con Chile?
El Tratado de Paz y Amistad entre Argentina y Chile, firmado el 29 de noviembre de 1984 en el Vaticano, marcó el final de un largo y tenso conflicto limítrofe entre ambas naciones. Este acuerdo, sellado gracias a la mediación del papa Juan Pablo II, fue el resultado de años de negociaciones que evitaron un enfrentamiento bélico que parecía inminente.
El conflicto por el Canal de Beagle, que incluía la soberanía de las islas Picton, Nueva y Lennox, se remontaba a diferencias en la interpretación del Tratado de Límites de 1881. En 1977, un tribunal arbitral internacional presidido por la Reina Isabel II falló a favor de Chile, pero la dictadura argentina rechazó el laudo.
Las autoridades argentinas, con Jorge Rafael Videla como presidente, intensificaron las acciones militares, escalando la tensión hasta que, en diciembre de 1978, la Operación Soberanía avanzó sobre los territorios en disputa. Argentina y Chile estuvieron literalmente a minutos de un conflicto bélico.
La mediación de JuanPablo II
La mediación de último minuto del papa Juan Pablo II, quien envió al cardenal Antonio Samoré, fue clave para frenar el conflicto. En 1979, las partes firmaron un acuerdo en Montevideo que aplazó la solución definitiva, recibiendo fuertes cuestionamientos dentro de los sectores militares.
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Las boletas de la histórica consulta popular. Javier Milei prohibió al Cancillere participar de los actos conmemorativos de los 40 años del tratado con Chile en el Vaticano.
Después de la derrota en Malvinas, Argentina, Chile y el Vaticano acordaron abrir un compás de espera para una solución definitiva hasta la recuperación de las instituciones democráticas.
Raúl Alfonsín, desde su asunción, priorizó la resolución del diferendo como parte de su política exterior. Bajo el liderazgo de su canciller, Dante Caputo, las negociaciones avanzaron rápidamente. En octubre de 1984, Argentina y Chile alcanzaron un acuerdo definitivo, conocido como el Acta de Consolidación, que sirvió de base para el tratado.
El texto del tratado reconoció la soberanía chilena sobre las islas en disputa, limitando su proyección marítima a 12 millas náuticas. Además, garantizó derechos de navegación para ambas naciones en zonas estratégicas como el Canal de Beagle y el Estrecho de Magallanes. El acuerdo también estableció mecanismos para resolver futuras controversias de manera pacífica.
En Argentina, los términos del tratado fueron sometidos a una consulta popular no vinculante el 25 de noviembre de 1984, un hecho histórico que se producía por primera vez en nuestro país.
El 82 % de los electores respaldó el acuerdo, y el 29 de noviembre el tratado fue firmado oficialmente en Roma por los cancilleres de ambos países, una fecha que se recordará mañana en el Vaticano con la solitaria presencia del canciller de Chile, Alberto van Klaveren.
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