El resultado de las elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires dejó múltiples lecturas, pero para el analista político Luis Costa el dato central es que el tablero político argentino parece haberse reacomodado en una dinámica clásica: peronismo vs. antiperonismo. Así lo planteó en un encuentro virtual organizado por Cohen Inversiones, que moderó su CEO, Ana Cohen, y que convocó a inversores y empresarios interesados en entender cómo se proyecta el mapa electoral rumbo a 2025.
Costa subrayó que lo que se observó en Buenos Aires no es un hecho aislado, sino parte de un proceso de “reagrupamiento” que se replica a nivel nacional. “Lo que volvió a aparecer fue un esquema de bipartidismo. Hoy la tensión central se da entre peronismo y antiperonismo, y ese marco deja poco espacio para una tercera fuerza política consistente”, señaló.
La dificultad de consolidar una alternativa. En el diálogo, surgió la pregunta inevitable: ¿hay margen para la construcción de una tercera vía? Costa fue categórico: “No, no en este momento”. A su juicio, el surgimiento de una alternativa por fuera de los dos polos principales exige condiciones muy específicas: “Las terceras fuerzas aparecen cuando la gente sostiene no solo el rechazo contra el partido contrario, sino también un enojo profundo con el propio. Esa combinación todavía no está presente”.
El antecedente inmediato de una opción “por afuera” fue la irrupción de Javier Milei hace dos años. En aquel entonces, La Libertad Avanza canalizó el voto bronca frente a las dos coaliciones tradicionales. Hoy, sin embargo, el libertario ya se consolidó como parte del clivaje mayor: representa el antiperonismo. “El problema es que el lugar de tercera vía ya lo ocupó Milei en su momento. Lo que estamos viendo ahora es un reordenamiento, no la emergencia de un nuevo actor de peso”, insistió Costa.
En provincias como Mendoza se registraron fenómenos de escisión, con partidos locales que restaron votos tanto a Juntos por el Cambio como a La Libertad Avanza. Pero, según el analista, esos casos aún no alcanzan la magnitud necesaria para constituir un movimiento nacional alternativo.
El termómetro bonaerense y sus proyecciones. Para Costa, la provincia de Buenos Aires sigue siendo un distrito decisivo y difícil de modificar en sus tendencias. “No creo que esté en riesgo la ecuación de ese voto. Tiene un componente sociodemográfico muy distinto al promedio del país y por eso el oficialismo provincial mantiene allí una base dura de apoyo”, explicó.
De hecho, recordó que Milei nunca logró imponerse en territorio bonaerense: perdió en las tres instancias en que compitió allí. “Es su peor materia”, graficó. Por eso, aunque el libertario haya logrado resultados extraordinarios en otras provincias, su talón de Aquiles sigue siendo Buenos Aires, un punto clave para cualquier armado nacional.
El analista también advirtió sobre un cambio en el humor social: durante meses los votantes imaginaban que el futuro económico sería mejor que el presente, pero esa expectativa se achicó. “La frontera del futuro se licuó. Eso transformó el voto opositor en un voto casi exclusivamente antiperonista”, dijo. Esa falta de horizonte económico, sumada a la persistencia de problemas como el desempleo y la inseguridad, alimenta el malestar ciudadano, pero no necesariamente abre espacio inmediato para una opción distinta a los dos polos dominantes.
El valor de lo estatal y los consensos persistentes. Otro de los puntos de la exposición de Costa fue que, pese a la bronca social con la política, persisten consensos en torno a ciertos valores estatales: educación pública, salud, políticas de género y programas sociales. “Nunca vi que la gente evaluara mal esos aspectos. El enojo estuvo en la economía, la corrupción o la gestión cotidiana del Estado, pero no en la existencia misma de esas prestaciones”, afirmó.
Ese dato, según el consultor, explica por qué el discurso de “desarmar el Estado” puede generar tensiones incluso entre votantes de bajos recursos que dependen de sus servicios. La percepción de que esos bienes públicos deben sostenerse sigue firme y condiciona el margen de acción de cualquier gobierno.
Escenarios hacia adelante. De cara al futuro, Costa remarcó que lo que suceda en los próximos meses dependerá en gran medida de la economía y de la capacidad del oficialismo de recomponer confianza. “Hoy el Gobierno intenta reconstruir cadenas de decisión que sean aceptadas como válidas, porque cada vez más sus medidas carecen de legitimidad”, analizó.
¿Y la tercera vía? Su conclusión fue clara: la alternativa sólo emergerá si la sociedad acumula un doble enojo —contra el adversario histórico y contra el propio espacio de pertenencia—, algo que por ahora no ocurre. “Por eso, lo más probable es que en el corto plazo sigamos viendo un reacomodamiento dentro del esquema peronismo-antiperonismo”, cerró.