Axel Kicillof no aceptará mansamente la invitación al Pacto de Mayo. Lo dejó claro este lunes en la apertura de las sesiones de la Legislatura bonaerense. En la pulseada con Javier Milei, el gobernador exige, reclama, para sentarse en ese concilio, algunas condiciones. “Estaremos en todos los ámbitos que sean necesarios, pero para seguir reclamando los pedidos concretos que tienen los bonaerenses”, desafió desde la asamblea legislativa.
Sostuvo que, tal como lo planteó el Presidente en el Congreso el viernes 1° de marzo, el convite a los gobernadores para el 25 de mayo en Córdoba, sería algo diferente a un gran acuerdo nacional: “Argentina es federal, así que Milei debe respetar a las provincias y a sus pueblos, eso implica cumplir leyes y normas, y dejar de extorsionar a los gobernadores para que aprueben leyes que lastiman los intereses de sus provincias”.
Parecería poco probable que pueda sumarse a un cónclave que –a priori- considera está bajo el formato de una extorsión. «Arranquen no más, si no llegamos«, dijo irónico, y provocó la única ovación, de pie, de los legisladores y dirigientes oficialistas que estaban en el recinto.
En la exposición frente a representantes, autoridades, sindicalistas e intendentes, Kicillof cuestionó con fiereza al “extravagante experimento al que está siendo sometida la Argentina” a partir de la asunción del gobierno de La Libertad Avanza. Describió, por casi dos horas, cada una de las medidas que llevarán –aseguró- a una “catástrofe social”.
Y planteó un contrapunto con cada una de las decisiones que impulsó el Gobierno. Al “Estado mínimo” de Milei, en La Plata se insistió con un “Estado presente” y “más Estado”. A los recortes en el envío de fondos, el gobernador exhibió la transferencia automática de partidas a los 135 municipios, que no son automáticas, pero que corresponden.
Al conflicto gremial que tolera Nación con protestas, un paro general y que este lunes incluyó una huelga docente, Kicillof mostró que “por quinto año consecutivo el ciclo lectivo se inició sin conflicto”. Y así en cada ítem, en cada renglón, se posó como un faro, en las antípodas del libertario.
Por eso para sentarse a un eventual diálogo con el Gobierno y sus colegas, enumeró su propia tabla de condiciones que incluye: la inmediata reactivación de las obras públicas (900) suspendidas en todo el territorio; el respeto al federalismo y la devolución de los fondos recortados; la restitución de los recursos para comedores y medicamentos; la derogación del megaDNU “anticonstitucional”; el rechazo a la dolarización y el dragado del Canal Magdalena, una obra que se había anunciado el año pasado.
Es un listado indigerible para Milei. “Es una manera de rechazar la invitación al Pacto de Mayo, sin decirlo de manera explícita”, concluían en el recinto los legisladores de Unión por la Patria. “Se parece más a una amenaza o a una imposición, que a un diálogo”, declaró el gobernador en la Asamblea.
Desde que Milei anunció el llamado al Pacto, desde La Plata hubo una decisión de mantener silencio sobre el ofrecimiento. Algunos funcionarios se animaron a plantear las dudas sobre las intenciones del Presidente. Pero ninguno fue taxativo.
Desde otras provincias hubo reacciones variadas. Por lo menos ocho jefes de estado provinciales anticiparon que estarán presentes: Ignacio “Nacho” Torres, quien mantuvo la relación más tirante con el Ejecutivo se anotó en esa nómina. Jorge Macri, de la Ciudad; Martín Llarllora, que pondrá la ciudad anfitriona y Maximiliano Pullaro, de Santa Fe.
Rogelio Frigerio, del PRO y a cargo del ejecutivo de Entre Ríos, junto con Osvaldo Jaldo, de Tucumán que asoma como un socio más de los libertarios, Leandro Zdero, de Chaco, y Alfredo Cornejo, el mendocino que también aportó un ministro al gabinete nacional, ya dieron la confirmación para estar presentes.
La definición de Kicillof sería el resquicio que podrían aprovechar otros mandatarios opositores para terminar con la indefinición. Se abriría entonces un bloque de rechazo a la idea de pretensiones fundacionales. La convocatoria inicial de la Casa Rosada a los gobernadores está prevista para el próximo viernes, según definieron este lunes los ministros Guillermo Francos y Luis Caputo junto al jefe de Gabinete libertario, Nicolás Posse.
Milei incluyó en los 10 ejes del pacto algunas de las propuestas que formaban parte de la malograda Ley Ómnibus y del DNU, que está –en parte- frenado por la Justicia.
A juzgar por las definiciones frente al parlamento provincial, Kicillof descree de casi toda la nomenclatura propuesta por el Presidente.
La escenografía del acto institucional también buscó marcar diferencias. Antes de entrar al edificio parlamentario, por las puertas de la avenida 7, Kicillof bajó del coche oficial y saludó a manifestantes que llegaron de intendencias del conurbano para expresar respaldo al mandatario.
Sin embargo, la impronta que ganó la escena política desde el 22 de noviembre pasado, cuando Milei se impueso en el balotaje, parece haberse embebido en el discurso del gobernador. Al menos incorporó algunos conceptos. Habló de “la casta” y de “las cajas de la política”, términos extraños en el diccionario del ex ministro de Economía de Cristina Fernánedez.
Lo hizo para diferir con el criterio presidencial. “Para Milei, los gobernadores sólo defienden las “cajas de la política”. Pero hay que poner las cosas en su lugar: no se trata del ajuste a las “cajas” sino cómo afecta esta política a la sociedad, a los sectores medios, a los trabajadores”.
Pero retumbó sobre un recinto que desde hace medio año está sometido a severos cuestionamientos por el caso del puntero Julio “Chocolate” Rigau, detenido cuando sacaba plata de 49 tarjetas de débito que pertenecían a empleados que se supone son “ñoquis” de la Cámara de Diputados. Y que esa recaudación se usaba para financiar actividades y economías personales de dirigentes de la política bonaerense.
En ningún párrafo apareció el concepto de austeridad para el gasto público. Al contrario: “Buenos Aires es la provincia que menos gasta y la que menos empleados por habitantes tiene”, justificó. Argumentó que la provincia aporta el 40% de los recursos del PBI y recibe –de impuestos nacionales- apenas el 25%, incluidos los fondos “que Milei llama discrecionales”.
Esa relación que considera injusta sólo puede discutirse con una nueva ley de coparticipación. Tienen que estar de acuerdo todos los gobernadores. Y es uno de los ejes que propuso Milei. En el punto 5 del Pacto de Mayo establece una rediscusión de la distribución impositiva. Kicillof no ve un entorno adecuado en esa mesa, para avanzar sobre esa distorsión histórica.