Por Marcelo López Álvarez
El Gobierno de Javier Milei logró por fin su Veranito de San Juan (que no tiene que ver con la provincia sino con el santo) con los mercados después de semanas muy complicadas. Al paso por el Senado del proyecto de Ley ómnibus que lo deja cerca de su aprobación, la buena voluntad China y el índice de inflación fueron suficientes para que los mercados (que solo ven la foto y no la película) festejaran la posible apertura indiscriminada, desregulada y llena de beneficios inconstitucionales para sus negocios.
Javier Milei festeja un país destruido
El Gobierno tiene derecho a festejar sus avances en el camino de su proyecto de inflación reducida a costa de transformar al país en una factoría de minerales, proteínas y mano de obra de barata.
En eso no solo ha sido exitoso en estos meses, sino que además la Ley ómnibus deja el camino abierto a que ese modelo se profundice fuertemente a través del RIGI.
El RIGI, al igual que la mayoría de los regímenes de promoción, diga lo que diga la Justicia, tienen raíz inconstitucional porque violan la igualdad ante la ley pero el RIGI lleva esa situación a un lugar nunca visto.
La cantidad de beneficios que reciben las “nuevas” inversiones de más de 200 millones de dólares -y las subsidiarias que armen para proveer a estas- es de una magnitud pornográfica. No solo porque deja a los grandes jugadores en condiciones de adueñarse de todo sino además que le da todas las armas posibles para terminar de destruir a las industrias pymes y grandes.
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El RIGI que propone Javier Milei, propone beneficios inéditos, pero abre un agujero fiscal y de divisas insostenible a mediano largo plazo.
En palabras del propio presidente, el Gobierno se ha transformado en un verdadero degenerado fiscal con esos grandes actores de la economía mundial, un sector integrado fundamentalmente por el mundo financiero que tomó y transformó a la industria y la producción en un commodities financiero más.
Lo que no puede dejar de marcarse como muy extraño es el silencio casi sepulcral de la dirigencia empresarial argentina siempre de mirada corta, muy corta.
El anuncio del INDEC del índice de precios al consumidor de mayo (4.2 %), el menor en más de dos años. Tiene sus bemoles, por ejemplo alimentos marco 4.8%, y como dice la figurita de moda en la economía y los mercados Leandro El Zar Zicarelli está lleno de luces rojas por barrer bajo la alfombra los anunciados aumentos de tarifas y, según él, mantener un promedio de 20 puntos de atraso en los precios relativos.
El gobierno con el Presidente y su ministro de Economía Luis Caputo, pueden seguir mostrando al mundo financiero un cuadro con una línea en tobogán descendente de la inflación. Pero es un solo cuadro, el resto de los cuadros son los que preocupan hasta al FMI que ayer advirtió una vez más al presidente sobre la “calidad del ajuste fiscal”.
Los raros superávit de Javier Milei
El FMI tiene bien estudiados los números de Luis Caputo y Javier Milei y si cómo dice el presidente los más importante es el superávit fiscal, ni el Fondo ni muchos argentinos entienden la desproporción de beneficios que contiene el RIGI o la reducción de bienes personales mientras se insiste con bloquear las pobres recomposiciones a los jubilados o gravar salarios que apenas alcanzan a 2.25 canastas básicas que marcan el límite de la pobreza.
El gobierno está siendo advertido a gritos de la calidad del ajuste fiscal por parte de cientos de economistas nacionales de todas las extracciones y hasta por el propio fondo. Sin embargo, sigue sin escuchar.
Esa sordera es lo que no permite cambiar el diagnóstico que sigue siendo el mismo; El éxito del ajuste depende de la resistencia de los ajustados.