Iniciada la discusión por la reconfiguración del peronismo luego de la derrota electoral, y ya resuelta la salida de Alberto Fernández de la conducción del PJ nacional, Máximo Kirchner encabezó una actividad partidaria en Chascomús, con un discurso en el que apuntó a Javier Milei y también a la interna del espacio. El titular del PJ bonaerense procura mostrarse activo en ese rol, ante el desafío de intendentes y dirigentes díscolos de cara a la nueva etapa.
El encuentro con jefes comunales y autoridades de la Quinta Sección electoral -inauguraron una sede partidaria en Chascomús- se concretó luego de la reunión del consejo en Cañuelas, en la que Máximo despejó la incertidumbre en torno a su cargo en el PJ, y en la previa a la sesión del Congreso nacional -el viernes 22- en la que se formalizará el paso al costado de Alberto Fernández.
Cuando lo presionaban para apurar la formalidad de su licencia, el ex presidente pedía que también el jefe de La Cámpora dejara su lugar en el partido. Con mandato hasta 2025, Kirchner seguirá al frente del PJ provincial aunque sus críticos mantuvieron las señales de discordia. Reclamos de renovación, un clásico del peronismo en las derrotas, para escenificar la disputa por el liderazgo.
El golpazo electoral y el agravamiento de la crisis económica dejó en sordina esas pulseadas, del mismo modo que la tensión entre Axel Kicillof y Máximo. Aun así las reuniones entre dirigentes distanciados del kirchnerismo funcionan como un indicador de las disputas incipientes. La última fue entre Julio Zamora -intendente de Tigre- y el ex ministro Martín Guzmán, el mismo día de la actividad en Chascomús.
En su discurso, el titular del PJ bonaerense cuestionó el plan de dolarización de Milei, el recorte de las transferencias a las provincias y a Mauricio Macri por el endeudamiento. Habló de un “país deshumanizante, sin destino”, y descontó que por la poda de recursos a Buenos Aires aumentarán los delitos y la violencia intrafamiliar, como en el final del menemismo y la crisis de 2001.
También dedicó tramos a la interna. “No hay apellidos milagrosos. No hay hombres providenciales en este tiempo, hay sí pueblos que deben esclarecerse y hacerse cargo de su propio destino, y encontrar dirigentes que no los traicionen para mantenerse unos meses más en un gobierno”, aseguró, y también apuntó contra los “charlatanes de tik tok que piden volver a Perón”.
En el final reivindicó el documento de Cristina Kirchner de mediados de febrero y en ese momento se mostró abierto a la discusión: “No está escrito en piedra, es debatible, es para que el pueblo participe y para que se empiece a edificar una opción de cara a lo que viene”.
Los reacomodamientos, en fotos
Como contraposición a los movimientos del kirchnerismo, intendentes y dirigentes bonaerenses habían iniciado contactos para posicionarse para una competencia en proceso que, más allá de la estructura partidaria, tendrá su climax dentro de un año con la definición del escenario electoral.
Hace unos días, Fernando Gray -intendente de Esteban Echeverría- y Juan Zabaleta -ex de Hurlingham- se encontraron con Facundo Moyano en el centro de monitoreo del peaje de la autopista Buenos Aires-La Plata, en Hudson. Confrontativo hace tiempo, con un reclamo por el PJ bonaerense que llegó a la Corte Suprema, Gray pidió las renuncias de Alberto Fernández y Máximo Kirchner luego de la caída electoral. Y hace unas semanas visitó en Córdoba a Martín Llaryora.
Zabaleta se enfrentó con La Cámpora en Hurlingham y fue derrotado por Damián Selci. “No es momento de esperar a nadie, es momento de hacer”, tuiteó Moyano, que había pedido autocrítica y debate para “reconfigurar” el peronismo. El titular del gremio de los peajes luego visitó a Jorge Ferraresi, el intendente de Avellaneda que dejó el Instituto Patria y le rompió el bloque oficialista a Julián Alvarez en Lanús.
De buena relación con Ferraresi y Gray, Zamora recibió en Tigre a Guzmán, el ex ministro de Economía enfrentado con Cristina Kirchner a partir de la firma del acuerdo con el FMI, lo que precipitó la renuncia de Máximo a la jefatura del bloque de diputados.
Entre las clases en La Plata y la universidad de Columbia -miembro de la Pontificia Academia, también viaja con frecuencia al Vaticano-, Guzmán viene levantando el perfil crítico del Gobierno y en ese sentido a su vez traza una diferencia con Sergio Massa, otro de sus antagonistas en la gestión del Frente de Todos, fuera de la escena pública. “El peronismo tiene que reorganizarse y Julio va a recibir a todo aquel que quiera ver de qué manera sacarlo adelante”, aseguraron del lado de Zamora.