Luego del alivio que consiguieron con el fracaso de la sesión en la Cámara de Diputados convocada por la oposición para modificar la fórmula de actualización jubilatoria, en la Casa Rosada están mirando con atención extrema lo que puede pasar este jueves en el Senado. En este caso, más que a la oposición, miran a la tropa propia. El martes, la vicepresidenta Victoria Villarruel habilitó, luego de varias semanas de demora, el llamado a una sesión en la que el kirchnerismo buscará votar en contra del DNU 70/2023, la mega norma que firmó Javier Milei 11 días después de asumir para desregular un enorme número de campos de la economía y la política.
«Es un riesgo muy grande el que corre Victoria al llamar a la sesión para tratar el DNU«, le dijo a Clarín un muy influyente funcionario del Ejecutivo que pidió no ser identificado en esta nota. Según ese funcionario, el kirchnerismo está muy cerca de conseguir los tres votos que necesita sumar a sus dos bloques para poder rechazar la norma en la sesión de esta semana.
En rigor, Villarruel no tiene muchos mecanismos para evitar la sesión. El kirchnerismo tiene dos bloques: Frente Nacional y Popular (presidido por el formoseño José Mayans) y Unidad Ciudadana (a cargo de la bonaerense Juliana Di Tullio). En total, esos dos bloques tienen 33 integrantes, cuatro menos que el quórum que se necesita para poder abrir una sesión. Si es cierto lo que admiten en la Casa Rosada, que el kirchnerismo podría conseguir esas cuatro bancas adicionales para votar contra el DNU, también las podría conseguir para convocar a una sesión sin el llamado de Villarruel, que no es senadora sino representante del Ejecutivo, a diferencia de lo que ocurre en Diputados, donde la cámara está presidida por uno de sus miembros.
Cerca de la vicepresidenta esgrimen este último dato para advertir que ella no tiene a mano muchas formas de impedir una sesión en el Senado. También aprovechan esa circunstancia para diferenciar a su jefa del propio Javier Milei. «Victoria está tratando de construir gobernabilidad. Nosotros necesitamos hablar y tener relación con la oposición», explicó a Clarín un hombre que trabaja con la vicepresidenta. La Libertad Avanza tiene siete senadores y el PRO, su aliado más cercano, seis. Son dos números que no le sirven para ganar votaciones, imponer proyectos o defenderse de iniciativas que disgusten al Gobierno. Aún así, Villarruel consiguió acuerdos con otros bloques para perjudicar al kirchnerismo en el reparto de comisiones y cargos en el Senado.
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El bloque de Miguel Angel Pichetto no pudo reunir los 129 para sesionar ni con el apoyo de Unión por la Patria.
En la Casa Rosada creen que la jugada de Villarruel puede salir muy mal y dejar mal parado al Gobierno. Es cierto que, incluso con el voto en contra del Senado, el DNU 70 no perderá vigencia porque esa clase de normas deben recibir el rechazo de las dos cámaras para ser anuladas. Pero el equipo que rodea a Milei no quiere que el DNU 70 pase a depender exclusivamente de la Cámara de Diputados cuando tiene que comenzar a negociar leyes prioritarias para el equipo económico como la Ley Ómnibus, que incluye la versión que quiere el Gobierno para la fórmula de aumentos jubilatorios, que consolida buena parte de la licuación de haberes de los últimos meses. Si hay más para negociar, hay más cosas para ceder, creen en la Casa Rosada.
La negociación con los gobernadores
Aunque todavía no tengan una agenda establecida, el Gobierno quiere avanzar en estas semanas en las dos mesas de negociación paralelas que armaron con las provincias luego de la visita de los gobernadores a la Casa Rosada la semana pasada. En una se sentarán los funcionarios del Ministerio de Economía con los ministros de economía provinciales y en la otra los 24 ministros de Gobierno con el Ministerio del Interior. Esa clase de negociación -que luego continuará en el Congreso con los diputados y senadores que no respondan a gobernadores- implica una modificación radical de la manera en que el Gobierno encaró la primera versión de la Ley Ómnibus, que naufragó en el verano.
Esta semana, Villarruel quiso diferenciarse de Milei en el escándalo por los sueldos de los funcionarios públicos. El fin de semana, desde su equipo aseguraron que, incluso después del pedido expreso del Presidente, no estaban dispuestos a revertir el aumento de las dietas de los senadores que había firmado Villarruel junto a su par de Diputados, Martín Menem. A pesar de esa promesa, un llamado de Milei a Villarruel terminó cambiando esa intención original de la vice y los senadores también perderán su aumento. «La relación esa tiene sus particularidades», explicó este miércoles un funcionario con despacho en la Casa Rosada, acaso sin tomar en cuenta que las tensiones entre los presidentes y los vicepresidentes son un clásico de la política argentina de los últimos 40 años.