Las proyecciones de la BCR a nivel nacional se ajustaron de 6,92 a 6,72 millones de hectáreas en el último mes. No obstante, sería una superficie 22% superior a la del año pasado,
Por la falta de lluvias, la siembra de trigo se redujo en 200.000 hectáreas (2,89%) y se aleja la posibilidad de ser un récord, según analizó la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) en su informe de estimaciones a nivel nacional.
Hace un mes, se esperaba un área de intención de 6,92 millones, que de concretarse podía ser un nuevo hito. Pero julio sigue seco y junio dejó lluvias solo en la provincia de Buenos Aires. De ese modo, con casi el 90% implantado, la cifra de área para el cereal de invierno se recorta a 6,72 millones.
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Después de junio, que pasó casi sin lluvias de importancia, excepto para Buenos Aires en el final del mes, julio sigue la misma tendencia. Y no hay pronósticos de agua hasta el 20 de julio. La circulación fría y seca evita el ingreso de humedad desde el norte.
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“Por eso, destacamos el rol clave de las lluvias que se dieron en el territorio bonaerense y en algunos sectores del sur de Santa Fe y de La Pampa en la última semana de junio”, resaltó el reporte elaborado por el jefe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la BCR, Cristian Russo.
En este ciclo 2024/25, el trigo implantó en forma temprana en el centro y norte de Argentina. “Pese al miedo de recientes campañas cuando las heladas tardías hicieron daño, en este ciclo se impuso la necesidad de cultivar el cereal. Mantener gramíneas en las rotaciones en el centro y norte del país tras el impacto de la chicharrita, y la necesidad financiera, tras 3 Niñas seguidas, forzaron la siembra contra reloj para ganarle a la desecación de la cama de siembra”, indicó el reporte.
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El importante pulso húmedo que dejó el final del “Niño” con las significativas lluvias de marzo y abril fue clave para implantar el trigo.
“El norte y centro del país se apresuraron en completar la importante intención de siembra que había este año, aprovechando la humedad, sembrando incluso a más profundidad y con un inesperado aliado que fue el inédito calor de la primera quincena de junio, que incentivó un rápido establecimiento en lotes sembrados hasta 7 centímetros de profundidad”, pormenorizaron.
Con casi el 90% de la siembra triguera realizada, y labores de implantación que siguen en Buenos Aires y La Pampa, y una ventana que da más tiempo en estas regiones, la BCR descontó así unas 200.000 hectáreas a la siembra triguera 2024/25.
En detalle, se restaron 80.000 en el NO bonaerense, 20.000 en La Pampa, 50.000 en Santa Fe y 50.000 en Entre Ríos. “De concretarse el área estimada, implicaría una superficie 22% superior a la del año pasado”.
Con esa superficie, descontando un área no cosechada de 200.000 hectáreas y un rinde promedio, el volumen proyectado sería de 20,5 millones de toneladas.
Golpe de ARBA al campo: detectó 700 silos sin declarar
La Agencia de Recaudación de la Provincia de Buenos Aires (ARBA) ha intensificado su fiscalización catastral y detectó 700 silos sin declarar en campos bonaerenses, utilizando tecnología de precisión y drones.
En un operativo que abarcó la zona núcleo de la provincia de Buenos Aires, ARBA identificó 700 silos no declarados con una capacidad de acopio superior a las 490.000 toneladas de maíz. Además, se encontraron 35 criaderos de aves de corral, cámaras frigoríficas, tanques de aceite, pavimentos y otras mejoras no informadas por los propietarios de los campos.
Cristian Girard, director de ARBA, destacó la importancia de las nuevas tecnologías en la detección de estas irregularidades: “Las mejoras que sumamos en materia de tecnología satelital, el uso de drones y la capacitación de agentes del organismo nos permitieron obtener imágenes de mayor resolución y trabajarlas con eficiencia, optimizando la labor de control”.
El operativo inicial incluyó campos en Baradero, Carmen de Areco, Colón, Chacabuco, Chivilcoy, General Alvear, Junín, Leandro N. Alem, Saladillo, Suipacha y Tres Lomas. Estas construcciones y mejoras no declaradas incrementan la valuación fiscal de las partidas rurales, y al no ser informadas, se evade una parte del Impuesto Inmobiliario Rural, generando una situación de inequidad respecto a quienes sí cumplen con sus obligaciones fiscales.
Girard subrayó el impacto de estas irregularidades en la recaudación: “Las construcciones y mejoras no registradas que pudimos detectar representan una evasión de impacto significativo en el Impuesto Inmobiliario. Al intensificar la fiscalización con más tecnología y controles presenciales en la zona núcleo, buscamos combatir la evasión en sectores de alta capacidad contributiva”.
El director de ARBA también enfatizó la importancia de estas acciones para la equidad tributaria y la recaudación provincial: “Detectar y corregir estas irregularidades nos permite seguir profundizando nuestro trabajo para promover mayor equidad tributaria y seguir fortaleciendo la recaudación provincial de manera más justa. Estos recursos que recuperamos de la evasión son indispensables para el gobierno y el pueblo de la Provincia”.
Las acciones de ARBA para detectar mejoras sin declarar en campos de la zona núcleo continuarán en los próximos meses hasta cubrir todos los partidos que la integran. La fiscalización incluye la participación de agentes de campo y el uso de sistemas que aportan imágenes de alta resolución, incluyendo drones y tecnología satelital, lo que permite trabajar con precisión en lugares de difícil acceso.
Con las innovaciones incorporadas a su “Mosaico de Imágenes Satelitales de Alta Resolución”, ARBA tiene la capacidad de fiscalizar la totalidad de las partidas urbanas y rurales del territorio
El invierno podría ser el segundo más crudo de los últimos 60 años
Con un alto grado de probabilidad, los pronósticos prevén para lo que queda de este invierno que las temperaturas extremadamente bajas persistan durante la mayor parte de la estación en una amplia cobertura territorial.
“Este invierno podría superar las anomalías negativas de todo el invierno del 2007 y terminar siendo el segundo más frío de la historia documentada en Argentina (últimos 60 años), luego del récord de 1984″, indicó el informe.
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El trigo venía creciendo bajo muy buenas condiciones, pero con las heladas de la última semana empieza a haber lotes afectados por las bajas temperaturas.
Más allá del quemado en hojas, empiezan a observarse pérdidas de plántulas. “En los lotes en los que aún el trigo no ha profundizado sus raíces para alcanzar la humedad presente en capas subsuperficiales del suelo, la persistencia de estos intensos fríos es una amenaza grave que puede afectar el potencial de rinde. Por esto es muy necesario que se produzcan lluvias de 15 a 20 milímetros (mm) en el corto plazo, sobre todo en el centro de Argentina”.
El otro aspecto que plantea el riguroso clima es que los buenos años trigueros suelen estar caracterizados por una alta tasa de radiación y temperaturas muy bajas.
Esto se expresa en un coeficiente específico del cultivo que se denomina fototérmico. “En un año en el que se ha fertilizado al cereal con altos niveles de dosis de nitrógeno y hay buenas reservas de humedad en la profundidad de los suelos, este invierno plantea un escenario de alto potencial para el trigo argentino”.
La “chicharrita” en jaque por el frío
Hace un año faltaba por levantar más del 40% del maíz, hoy menos del 25%. Las condiciones frías y secas y la estrategia de adelantar la cosecha para evitar mayores pérdidas en zonas afectadas por la “chicharrita”, han acelerado significativamente la trilla argentina maicera de este ciclo.
Este invierno riguroso que acaba de empezar llama la atención por la intensidad y la persistencia que están teniendo las bajas temperaturas registradas, así como también por su cobertura geográfica. Las temperaturas bajo cero están extendiéndose hasta Santiago del Estero y el norte de Santa Fe.
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“El resultado de esto, y más aún si se afianza este comportamiento en el resto del invierno como señalan los pronósticos, hace prever un impacto significativo del frío en la población de chicharrita”, señalaron.
De esta manera, podría suavizarse la caída en la intención maicera que manifestaban hasta hace poco productores y técnicos. Mientras tanto, se plantea como medida de manejo hacer barbechos abiertos que no limiten la posibilidad de producir, más adelante, tanto maíz como soja.
A la espera del final de la cosecha para hacer los últimos ajustes y entender cuál ha sido el impacto final de la “chicharrita” en el ciclo maicero 2023/24, se siguen manteniendo los datos estimados: una cosecha de maíz de 47,5 millones de toneladas. Es decir, 22% menos de lo que se esperaba producir a principios del ciclo.