Luego de una semana de reclamos, el Presidente volvió a prometer la eliminación de las retenciones y de la brecha cambiaria. Claves de su discurso y el efecto que tuvo entre los productores agropecuarios.
En su discurso en el acto de cierre de la Exposición Rural, Javier Milei renovó su vínculo con el campo y ganó tiempo, porque convenció a la tribuna de que su Gobierno está tomando las medidas que llevarían a una futura eliminación de las retenciones y el cepo cambiario, los dos reclamos principales que en los últimos días se habían generalizado entre los productores agropecuarios.
Un mensaje firme de reconocimiento al aporte del campo al país, y la locuacidad que lo caracteriza, le permitió al Presidente suturar heridas emocionales que los ruralistas tienen abiertas tras el destrato del kirchnerismo desde el poder del Estado.
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Dentro de la diversidad de escalas, rubros de productos y regiones geográficas, el sector agropecuario viene apoyando en general a Milei desde la campaña electoral, pero en las últimas semanas surgieron varias advertencias de disconformidad, que su equipo de Gobierno no estaba logrando contener.
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El hecho más importante en ese sentido fue la visita que el ministro de Economía, Luis Caputo, realizó el martes. En la exposición, se reunió por primera vez con la Mesa de Enlace y ensayó palabras similares a las de Milei. Acercó posiciones al reconocer el impacto de la baja de precios internacionales de los granos (30% menos que en noviembre pasado) sobre las cuentas agropecuarias y planteó que la baja de retenciones es un objetivo del Gobierno. Pero los ruralistas no habían quedado del todo satisfechos y pedían una mayor contundencia.
El caso más sintomático en ese sentido fue la posición de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) que el viernes comunicó que “los tiempos del Gobierno no son los mismos que los tiempos del campo”, pero luego del discurso presidencial adhirió a la “paciencia” que agradeció Milei, luego de que Nicolás Pino, titular de la Sociedad Rural, dijera que todavía se puede “esperar”.
Con todo, algunos ruralistas quedaron menos conformes. Por ejemplo, Elvio Guía, presidente de Federación Agraria, ponderó las palabras de Milei pero pidió que “hay que darle velocidad para que los anuncios se plasmen en la realidad” porque advirtió que “hay productores que pueden tener más paciencia que otros”.
La principal medida que anunció Milei fue una rebaja de retenciones a las carnes. Sin precisiones sobre fechas, indicó que se eliminarán los derechos de exportación a todas las categorías de vacas adultas y que se reduciría un 25% no sólo la alícuota del gravamen aduanero para los cortes bovinos, que pasarían del 9 al 6,75% sino también para todas las proteínas animales (incluye productos aviares -pollos y huevos-, cerdos y ovinos. Además, extendió indefinidamente la actual suspensión de las retenciones a los lácteos.
Con todo, entendiendo que “el campo” no es una unidad absoluta de criterios, vale como ilustrativa de la situación una frase particular de Pino: “No vamos a hablar en este momento desde la protesta porque existe una actitud de respeto hacia el productor del campo”.
El discurso presidencial fue muy valorativo de la producción. Milei se corrió de su perfil financiero y así logró convencer al público agropecuario de que vale la pena confiar en su modelo de reformas económicas.
“Queremos que el campo esté en el centro de este nuevo contrato social que estamos entablando con los argentinos, tal como estuvo en el centro del contrato social que a fines del siglo XIX hizo de la Argentina una potencia mundial”, dijo el presidente y aseguró que su mandato es “aplicar nuevamente las ideas que hace más de 150 años hicieron de la Argentina el país más rico del mundo. Venimos a liberar al sector privado. Y venimos a sacarle de encima la bota asfixiante del Estado a los productores”.
En esa línea, concedió: “Sé que han sido saqueados durante décadas, décadas en que los políticos han usado los dólares que ustedes generan para hacer populismo barato. Pero si no apoyamos con todo nuestro esfuerzo los cambios que todos los argentinos estamos emprendiendo, el destino es ser la villa de miseria más grande del mundo”. Tras ese diagnóstico, asumió que su receta no es fácil: “Liberarnos de esta nueva forma de tiranía que ha sido el modelo del Estado presente y volver a la senda de la libertad llevará un enorme esfuerzo y tiempo”.
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No esquivó el tema más álgido, luego de que Pino pidiera que se termine con el “agobio de las retenciones, un impuesto distorsivo, discriminatorio y confiscatorio”.
Milei respondió que “quitar los parches sin resolver los problemas de fondo sería agravar la crisis que heredamos”. Y remarcó que “en la discusión de la Ley Bases hubo una presión enorme para coparticipar las retenciones. Sin embargo, nos mantuvimos estoicos, no cedimos un milímetro y las retenciones quedan en poder del Poder Ejecutivo Nacional, de modo tal que sí van a poder ser eliminadas y ese es mi compromiso”.
La única frase que Milei repitió dos veces fue la siguiente: “Nadie tiene tantas ganas como nosotros, y yo en particular, de salir de este modelo desastroso donde el Estado, entre retenciones y cepo, le expropia al campo el 70% de lo que produce”.
Pero a la par de ello, enfatizó: “No nos vamos a apresurar. Vamos a respetar el logro del equilibrio macroeconómico e iremos avanzando conforme eso seha logrado”.Y para destacar lo que está haciendo su Gobierno afirmó que “la verdadera carga que tiene que soportar el sector privado es el peso del sector público dentro de la economía. Hemos hecho una reducción del 30% en términos reales del tamaño del sector público”.
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Y confiado en lo que muchos consideran es su principal capital político, la comparación con el kirchnerismo, Milei les habló directo a los ruralistas: “Ya saben cuál es la alternativa, la han vivido durante décadas, por eso confío que, aunque la realidad de hoy, por ahora, sea insuficiente, sabrán ponderar qué es lo mejor, para ustedes y sus familias y para el bienestar de los argentinos”.
Al respecto, incluso se mostró seguro de que tiene espaldas para soportar los reclamos. “No nos importa cuánta presión haya y de dónde venga. Nosotros no vamos a apresurarnos demagógicamente. El programa económico tiene tiempos y condiciones. Lo estamos haciendo y lo vamos a seguir haciendo”.
Asumiendo lo que falta, le agradeció a Pino las “palabras de tolerancia y paciencia, porque las reformas van a llegar, están en camino y pronto las van a ver hechas realidad”.
“Hace falta mirar la película y no tanto la foto”, dijo Milei. De esa manera, insistió en que se recuerde el pasado y se confíe en el futuro, y no quedar atrapado en los sinsabores del presente.