El Ejecutivo tiene previsto bajar del 17,5% al 7,5% las alícuotas para las importaciones. Sin embargo, hay inquietudes sobre los efectos que tendrá sobre distintas variables de la economía. Qué dicen los analistas.
En apenas unas semanas, comenzado septiembre, el Gobierno tiene previsto reducir del 17,5% al 7,5% el impuesto PAÍS para las importaciones. La medida genera gran expectativa en el sector privado, pero también despierta algunas inquietudes sobre el impacto que tendrá sobre otras variables de la economía.
En el Ministerio de Economía ratifican que se avanzará en septiembre sobre la medida, que se publicará a través de un decreto en el Boletín Oficial, aunque no aclaran que comience a regir estrictamente el primer día del mes. En principio, incluirá solo a las alícuotas del gravamen que afectan a las importaciones, no a las que recaen sobre la compra de dólar oficial para atesoramiento ni para la compra de bienes en el exterior.
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En principio, el primer efecto que tendrá la reducción del impuesto PAÍS es una reducción en el valor del dólar al que acceden los importadores, que pasará de los $1105 actuales a unos $1031 -si se tiene en cuenta el precio del dólar mayorista, la devaluación del 2% del tipo de cambio oficial y el 7,5% del impuesto-, por lo que se presume que podría haber una suba de las importaciones.
Asimismo, la baja en el costo de las importaciones impactaría a la baja en las cifras de la inflación mayorista por una reducción en los precios de los productos importados y también quitaría presión a los dólares financieros.
“Vas a tener una caída en la inflación mayorista y parte de ese efecto se reflejará en el IPC de ese mes. Además, podría conjugarse la flexibilización del cepo (de 4 cuotas a 2 cuotas) con esa rebaja en el precio que pagan importadores y tendrías menor demanda en los dólares financieros. Esto teniendo en cuenta lo que informo el BCRA en el primer semestre que prácticamente hubo más de US$9000 millones de importaciones que se pagaron al CCL”, explicó el economista de CESUR, Amilcar Collante.
Si efectivamente la inflación comenzara a desacelerar al orden del 2%, se acercaría a la convergencia con la tasa de devaluación, una de las condiciones que el propio Javier Milei impuso en los últimos meses para salir del cepo cambiario.
Sin embargo, la reducción del impuesto PAÍS también traerá aparejados una serie de desafíos. En primer lugar, porque el Tesoro perderá una de las principales fuentes de ingresos que le permitió sostener el superávit de las cuentas públicas en los primeros meses del año.
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Solo a modo de ejemplo, el impuesto PAÍS recaudó en julio $698.351 millones y en los primeros siete meses del año ingresaron por esa vía $4.291.758 millones. Si bien el Gobierno espera mejorar sus recursos a través de los fondos que lleguen por los cambios aprobados en el paquete fiscal, todavía hay dudas sobre si esos ingresos serán suficientes para compensar la reducción del impuesto PAÍS.
“Por el lado de la recaudación, en parte será compensado por la incorporación de los cambios en Ganancias, blanqueo y moratoria. Es una compensación parcial y dependerá más que nada del monto del blanqueo”, consideró Collante.
Otro punto importante y que hoy en día los inversores miran con mucha atención es la escasez de reservas. En este sentido, el economista Gustavo Ber, advirtió: “Los inversores monitorean con atención la dinámica de las divisas y además vienen sumando la debilidad de la soja a sus preocupaciones, ya que podría actuar como un condicionante para la acumulación de reservas. Se teme que no solo impacte sobre las exportaciones hacia adelante, sino que además podría combinarse con mayores importaciones ante la próxima reducción del impuesto PAIS, lo cual podría complicar más la capacidad de sumar dólares desde el frente comercial, más allá de la expectativa que despiertan el blanqueo y las inversiones a través del RIGI”.
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“Aun así, el ingreso de fondos -alimentado a corto plazo también por obligaciones tributarias y un mayor apetito hacia el carry trade– prolonga el gradual descenso que vienen exhibiendo los dólares financieros en los últimos tiempos, el cual permitió que la brecha regrese por debajo del 40%, a la espera de nuevas señales de desinflación para poder avanzar en el camino a la convergencia con el crawling peg, ya que se convierte en otra condición para encaminarse hacia la salida del cepo”, cerró.